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Los colores de los productos en el mercado forman parte de nuestra identidad: Beatriz Rivas. // Foto: Especial

De fideos y costillas de cordero

Por Animal Gourmet

Es como decidir cuál es mi libro favorito. ¡Tengo muchos y me cuesta tanto trabajo elegir! Así que dividiré este texto en dos, una muy cotidiana (el platillo que más me conmueve) y, la otra, más refinada (el platillo que me hace flotar).

Fideo seco, con crema, queso fresco, aguacate en cuadritos y un toque de chipotle es un plato, muy mexicano, que me remite inmediatamente a mi infancia, al olor de la cocina de mi madre, a las celebraciones en familia. A mi tierra, mis costumbres, la música, los colores de los mercados y todos esos lugares comunes que nos dan indentidad.

Me remite inmediatamente a mi infancia, al olor de la cocina de mi madre, a las celebraciones en familia

El fideo seco me hace sentir en casa y provoca que mi pasado, en el que todo funcionaba de manera mágica, se instale a mi lado. Me conmueve porque me llena de una melancolía acariciable, esa nostalgia de lo que ya no existe pero que, finalmente, me ayudó a llegar hasta donde estoy ahora. Además, con un buen plato de fideo seco casero, me siento consentida, apapachada.

En el otro extremo, el de la voluptuosidad, encontré un platillo más allá del océano Atlántico, y cada vez que regreso al restaurante parisino, inevitablemente lo pido: costillitas de cordero lechal. Así, tan sencillo como suena. Solo cuatro o seis, pequeñas, pero la manera -delicada y exquisita-, como las preparan en el Atelier de Joël Robuchon, me obliga a sostenerme muy fuerte de la silla para no flotar sobre los chefs que preparan sus creaciones a la vista de los afortunados comensales.

Así, tan sencillo como suena. Pero la manera -delicada y exquisita-, como las preparan me obliga a sostenerme para no flotar

Servicio impecable, escenografía minimalista en rojo y negro, platos decorados como obras de arte… Un sabor delicado, profundo y, sí, ¿por qué negarlo?, refinadamente conmovedor.

Por Beatriz Rivas

Beatriz RivasHa escrito varios libros, entre los que destacan La hora sin diosas, Viento amargo, Todas mis vidas posibles y, la más reciente, Distancia. Adora a la buena comida y los martinis casi tanto como a su esposo Francisco Martín Moreno y su hija Isabella.