Dicen que el té tiene grandes propiedades. Que tomándolo con medida puede ser beneficioso para la salud; que tiene antioxidantes; que bebido en el periodo de 3 a 5 de la tarde es muy inglés. Pero en realidad poco se explora la connotación tan fantástica en la política mundial de esta bebida.
Hay toda clase de relatos, como la del samovar, que es un artículo muy ruso para servir el té, pero que en realidad es la copia de las ollas calientes del Tíbet que importó Catalina la Grande o la del muy aromático earl grey.
Cuenta la leyenda que en 1834 el segundo Earl Grey mandó una delegación comercial a China. Durante el viaje, un diplomático de la misión salvó al hijo de un mandarín que se estaba ahogando. El jerarca, en agradecimiento, le dió la receta de una mezcla de té para presentarla a Earl Grey, quien a su vez la usó para crear la mezcla para su consumo personal. Al servirlo en recepciones, y darse cuenta de su extraordinaria aceptación, decidió ponerle su nombre y comerciarlo.
…le dió la receta de una mezcla de té para presentarla a Earl Grey
Pero más allá de anécdotas o leyendas, hay hechos trascendentales en la política mundial desencadenados por el té, como la Boston Tea Party.
Los colonos abordaron el barco y tiraron el té por la borda. // Foto: Especial
The Boston Tea Party (Motín del Té) fue una protesta política llevada a cabo por los Sons of Liberty (Hijos de la Libertad) en la ciudad de Boston dentro de la colonia británica de Massachusetts. La causa: la política de impuestos del gobierno británico y de la East India Company (Compañía Británica de las Indias Orientales) que monopolizaba la importación hacia las colonias.
Fue en diciembre de 1773, después de que oficiales británicos se negaran a regresar el té con arancel a Inglaterra, que un grupo de colonos rebeldes abordaron el barco y destruyeron el producto tirándolo a la Bahía de Boston. Este evento desencadenaría la independencia de las colonias y sería parte importante dentro de la historia de Estados Unidos.
Los colonos rebeldes abordaron el barco y destruyeron el producto tirándolo
Ahí no acabarían las guerras. En el siglo XIX el té fue el producto más comerciado entre China e Inglaterra. Las ventas se pagaban en plata, ya que los impuestos del gobierno chino a la importación de esta bebida eran muy altos; tanto que Inglaterra tuvo un gran déficit en su balanza comercial y una gran escasez de plata en el reino.
Al no tener otro camino el Reino Unido forzó a China a aceptar el intercambio del opio traído de otras colonias y así subsanar su economía. Esta disputa llevaría a la Guerra del Opio en 1840.
La naturaleza adictiva del opio lo llevó a tener una gran demanda en China y eso restableció la balanza comercial británica, convirtiendo al té en un negocio lucrativo para Inglaterra. Sin embargo, la Dinastía Qing prohibió entonces el opio al observar su impacto social.
En respuesta el Reino Unido emprendió la Guerra del Opio
En respuesta el Reino Unido emprendió la Guerra del Opio, que terminaría en 1842, con el tratado de Nanking donde Inglaterra se aseguró el libre comercio, Hong Kong y la concesión del puerto de Shanghái, entre otros.
El té desencadenó una nueva forma de ver la vida, cambió países, culturizó a otros, fue el pretexto para una independencia, y generó una receta nueva en agradecimiento por salvar la vida de un hijo. Hechos históricos que impactarían al mundo y que vuelven aún más disfrutable una taza de té.
*Regina Betanzo es articulista de Foreign Policy México, columnista de Hotbook y fue premiada con el National Young Leaders Conference en Washington D.C.
