drag_handle

Mezcalería Las Felipas: La evolución de un clásico

Por Animal Gourmet

Aquella mañana del 11 de febrero de 2014 el buzón del periodista recibió una invitación extraordinaria, quizá al principio confundida entre el correo común y corriente, destacó de inmediato al ser de pergamino antiguo, requemado en los bordes, seco y ajado, que a la letra rezaba… “El Candelero y Hugo Stiglitz tienen el gusto de invitarlo a la inauguración de la Mezcalería Las Felipas, Bar de Tapas y Nacatapas”.

Lo más curioso es que indicaba un horario muy laxo, de las 2 de la tarde a las 11 de la noche, lo que de alguna manera daba lugar a la interpretación y quizá por ello el periodista dedujo: “Sin duda es merienda”.

Así fue que a las 7 de la tarde en punto llegó a las puertas del domicilio señalado y, con cierto asombro, el periodista comprobó que el lugar no era otro que el muy conocido restaurante El Candelero, con más de 30 años de tradición. Al entrar se recibe la información de que la inauguración de la mezcalería Las Felipas había tenido lugar a las 2 de la tarde, ante nutrida asistencia de medios, televisión y personalidades. -Pero pásele si quiere…- le dijo una chica sonriente.

[contextly_sidebar id=”db13effb2396f392e1ddeada357a298f”]Es preciso reconocer que hay lugares que son nichos de la memoria, en donde los recuerdos viven aun a pesar de que los años pasen, como si fueran tan solo semanas, días o segundos… y El Candelero es uno de esos territorios donde las reminiscencias persisten y acosan a los presentes, como en una película.

En el salón tan solo se distinguen siluetas a contraluz, edecanes junto a la barra y al cantinero secando un vaso, pero hay un par de mesas ocupadas y en una de ellas se alcanza a ver que Hugo Stiglitz gesticula pausadamente, es el célebre actor y anfitrión del evento, por lo que el periodista se dirige hacia él y se presenta.

Botas, chamarra, sombrero y una gentileza épica son elementos que hacen dudar si acaso nos encontramos en el medio del campo; y poco a poco se comienza a iluminar el rostro de los personajes en cada mesa, o en cada silla debería decirse, ya que este grupo se conforma por un conocido elenco de personalidades. Se corrobora entonces que efectivamente estamos en el campo, el campo de la Fama.

Hugo Stiglitz conduce al periodista por el salón hasta situarlo en presencia de la señora Guadalupe Gómez Collada, quien al ser la Directora General del establecimiento, concede esta entrevista para  exponer los detalles del proyecto.

“En esta sección de El Candelero hoy inauguramos un nueva mezcalería, Las Felipas, donde queremos que se puedan probar todos los mezcales, pero sólo productos certificados, porque los magueyes se nos están acabando a causa del abuso en la producción. Lo que nosotros pretendemos no es nada más poner una mezcalería por moda, para nosotros es un rescate de los sabores, del gusto, es el rescate de una manera de ser”.

En ese momento el periodista recibe tres pequeñas jícaras frente a sí, dispuestas sobre un mantel de papel impreso donde al pie de cada muestra se describen los detalles de su contenido; se trata un mezcal del estado de Guerrero de la marca 400 Voces, en sus tres versiones (joven, gusano, damiana) y mientras se aprecian estos productos, continúa la descripción del ambicioso concepto.

“Creemos que lo importante es crear cultura y por eso un maestro mezcalero (o mezcalier, como se le dice ahora) nos va a explicar todos los detalles, desde la producción hasta la manera de disfrutarlo; desde el tipo de planta hasta las notas de sabor que se puedan encontrar. Periódicamente vamos a tener estas catas de mezcal, porque queremos que sobreviva la cultura de la palabra, de la conversación y del mirarse a los ojos. Que vengan aquí, junto a esta maravillosa barra, a platicar y a compartir experiencias.”

Una barra que ya cuenta con una oferta de más de 40 mezcales certificados, algunos de ellos orgánicos, cuyos precios al copeo varían aproximadamente desde los 50 pesos de un destilado sencillo hasta los 180 de un producto refinado.

“Los mezcales son muchos y muy variados, porque existe la idea de que sólo vienen de Oaxaca, sin embargo queremos que se sepa que también los hay de Durango, de Michoacán, de Guerrero, de Tamaulipas, de Zacatecas… hay que tomar mezcal con conocimiento de causa, porque la experiencia de una buena degustación hay que vivirla”.

Las Felipas están al interior del famoso restaurante El Candelero, al sur de la ciudad. // Foto: Especial.

Las Felipas están al interior del famoso restaurante El Candelero, al sur de la ciudad. // Foto: Especial.

Son claras las ideas que rigen la evolución de este famoso bar y restaurante, pero el periodista guarda una pregunta que le devora el alma, es algo que no debe quedarse en el tintero: “¿Qué son las Nacatapas?”.

Son como las tapas clásicas de España, pero un poco más nacas. Por ejemplo, para contrarrestar al pepito nosotros proponemos las Josefas, que son taquitos de filete con aguacate, cebolla y una rajita de chipotle; son lo mismo, pero más nuestras…

La conversación fluye, las bebidas se disfrutan y entonces el periodista pasa a despedirse del anfitrión y del compacto grupo de personalidades que lo rodean, agradeciendo la hospitalidad. Hugo Stiglitz se levanta, toca su sombrero, sonríe.

De camino a la calle es evidente que en la penumbra de los diversos salones de El Candelero comienza el vaivén de personas en movimiento, es la hora en que este clásico espacio de la ciudad de México vuelve a cobrar vida y llegan todos aquellos que van a cenar; por su parte los recuerdos de otros tiempos, sedientos de nueva vida, toman lugar en la mezcalería Las Felipas.

Las Felipas
Insurgentes Sur #1333, colonia Insurgentes Mixcoac, Distrito Federal.
Teléfonos: 5598 0055 // 5598 9008
Sitio web: www.elcandelero.com.mx
Twitter: @elcandelero
Facebook: /restaurante.elcandelero