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Grasas: ¿En verdad son tan malas como pensamos?

Por Animal Gourmet

Cada vez hay más productos light en el mercado. Las grasas se han convertido en la oveja negra de la familia, las asociamos con todo tipo de enfermedades y las culpamos de cada uno de nuestros padecimientos pero ¿será realmente la grasa la culpable de todos nuestros pesares? o tal vez, somos nosotros los que no sabemos utilizarlas sabiamente.

Las grasas son fundamentales en nuestra nutrición, las necesitamos para muchas funciones del cuerpo: actúan como reserva en caso de que estemos enfermos o escasee la comida, protegen nuestros órganos, nos ayudan a asimilar las vitaminas liposolubles (A, D, E y K), son componentes de las membranas celulares y precursoras de las hormonas. Simple y sencillamente nuestro cuerpo que es una máquina maravillosa, las necesita. Y de pronto la  grasa está en el lado de los buenos.

Pero, ¿todas las grasas serán iguales?, ¿qué son los famosos omegas y las tan temidas grasas Trans?

Los omegas nos los han vendido hasta en cápsulas diciéndonos que son maravillosos, la solución a todos nuestros problemas pero, ¿en realidad sabemos que son y para que sirven?

Existen tres tipos de omegas: el omega 3, omega 6 y omega 9. Los omegas 3 y 6 los requerimos en mayor medida ya que nuestro cuerpo no los produce, a diferencia del omega 9. El omega 3 es el que encontramos por ejemplo en el salmón, el omega 6 es aquel que está en un buen trozo de res o puerco así como en las nueces y el omega 9 es el que encontramos en el aceite de olivo.

Cuando estos ácidos grasos entran en nuestro cuerpo, cada uno de ellos actúa de manera diferente. Juntos se relacionan bien, el omega 3 y 9 ayudan a reducir el colesterol, pero estaríamos muy equivocados si pensáramos que no necesitamos el tan rico omega 6, ya que lo utilizamos para importantes funciones de nuestro cuerpo.

Además de ser delicioso, el salmón contiene omega 3, una grasa muy benéfica para nuestro cuerpo. // Foto: Especial.

Además de ser delicioso, el salmón contiene omega 3, una grasa muy benéfica para nuestro cuerpo. // Foto: Especial.

Por otro lado, las grasas Trans son nuestro máximo enemigo. Desde hace unos años se hizo una cruzada contra ellas y en cada paquete del supermercado existe un cartel grande y claro donde aseguran no tener este tipo de grasas en sus productos.

Las grasas tipo Trans se convierten en colesterol en nuestra sangre, pero además reducen los niveles de grasas buenas en nuestro sistema, haciéndolas peligrosas para la salud ya que aumentan las posibilidades de problemas cardiacos y cáncer. Estas grasas se forman por tres diferentes procesos.

El primero de ellos es un proceso natural que se produce en el estómago de los rumiantes y es llevado a cabo por la flora microbiana, transformando los ácidos grasos en grasas tipo Trans. Por eso es recomendable comer en moderación carnes rojas ya que estas son altas en colesterol, sobre todo aquellas que son de producción industrial y no de libre pastoreo.

Otra forma de generar grasas Trans es la que utiliza la industria al hacer las margarinas o mantecas de aceites vegetales.

El último sucede al aumentar excesivamente la temperatura en el aceite, por eso: ¡cuidado con quemar el aceite donde cocinas! Puedes convertir grasas tan nobles como el aceite de oliva en tipo Trans.

Lo cierto es que en el mundo en que vivimos, además de que existen procesos que la industria utiliza donde las grasas se convierten en Trans, tenemos una comida poco balanceada y generalmente comemos más grasas de las que necesitamos. Los excesos por donde los veas nunca van a ser buenos, así que mucha comida frita te hará mal, pero lo mismo pasará si comes solamente zanahorias cual conejo; hay que saber comer y hay que conocer las propiedades de cada alimento antes de ponerlo en tela de juicio.

Las grasas pueden ser nuestras mejores aliadas, y haciendo a un lado lo bueno y lo malo, ¡qué ricas son!