drag_handle

Las grandiosas propiedades del mamey

Por Animal Gourmet

Originario de Mesoamérica, era una de las frutas características de Chiapas, Tabasco y Veracruz donde aún se encuentra de manera silvestre. En ese entonces se le llamaba «tetzontzapotl» que en náhuatl significa “zapote color de tezontle” por su color rojo similar a esta piedra utilizada en la construcción.

Esta fruta, además de ser maravillosa para hacer licuados, helados y un sinfín de postres, es muy sana. Es rico en hierro y fósforo, ambos minerales esenciales para la correcta nutrición de nuestro cuerpo.

Por si fuera poco, el mamey tiene un alto contenido de vitamina A, fundamental en cuanto a la formación y mantenimiento de la piel, el pelo y las membranas de las mucosas. Entre sus beneficios están que promueve el crecimiento de los huesos, y ayuda a tener una vista sana.

Además contiene altas cantidades de vitamina C, nutrimento de efectos antioxidantes, lo que lo hace fundamental para la cicatrización, formación del colágeno y reparación de cartílagos, huesos y dientes.

Su característico color anaranjado es gracias la gran cantidad de carotenos que contiene, estos poderosos antioxidantes son esenciales para nuestra salud ya que protegen las células y mejoran el sistema inmune del cuerpo humano.

Anteriormente este fruto tenía muchos usos además del culinario; sus semillas, hechas polvo junto con otras partes del árbol y fruto, se usaban como insecticida natural, que se utlizaba especialmente para eliminar garrapatas.

Respecto a la medicina tradicional, el mamey se usaba para eliminar la diarrea y tratar problemas digestivos en general, así infecciones en los ojos y en el cuero cabelludo.

Para disfrutarlo lo mejor es comerlo cuando es su temporada, que empieza en febrero y termina las primeras semanas de julio. Una forma rica para incluirlo en la dieta es en licuados, ya que gracias a su textura proporciona a una untuosidad única pero también funciona genial en postres como el mousse cuya receta les compartimos.

Mousse de mamey

  • 2 mameyes
  • 1 taza de crema para batir
  • 100 gramos de queso crema
  • 40 gramos de azúcar

Batir la crema hasta que se formen picos firmes.

En la licuadora poner el mamey, el queso crema y el azúcar, de ser necesario pueden agregar un chorrito de leche para que la licuadora agarre bien todos los ingredientes.

En un recipiente mezclar la mitad de la crema con la mezcla del mamey de manera envolvente para no perder la consistencia, una vez que este bien incorporado agregar el resto de la crema. Es importante que lo hagan en dos partes así la consistencia quedará como la deseamos.

Refrigerar por lo menos por 30 minutos antes de servirlo.