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Acero japonés y diseño británico para forjar un cuchillo

Por Animal Gourmet

Pasión. Esa palabra que se puede usar para justificar la forofidad fútbolística o el coleccionismo de sellos; esa palabra que significa cada vez menos. Pero Mishima, apasionado a la antigua y observador al modo clásico, sentenció: «El Japón moderno ya no aprecia nada que no pueda fabricarse de inmediato». Quizá hablaba del mundo entero.

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El diseñador británico Robert Beagley-Brown tiene unas ideas muy parecidas sobre el diseño y la innovación. Consciente de ello, quiso crear un cuchillo moderno y antiguo a la vez, y lo logró. Sus cuchillas marca TOG, de exterior occidental y alma nipona, son un símbolo de esa calidad inimitable que solo alcanzan los iniciados. En este caso, los iniciados son los maestros artesanos dedicados a la fabricación de las espadas más famosas del mundo: las katanas o espadas samurai.

¿Por qué diseñar un cuchillo y no una silla como todo el mundo?

Nunca he sido de los que hacen lo que hace todo el mundo.

¿Cómo fue que lo nipón se introdujo en tus cuchillos?

Ocurrió cuando yo ejercía de ‘diseñador residente’ cerca de la ciudad de Seki. Los organizadores me conectaron con varias compañías, incluida una empresa familiar dedicada a la cuchillería pero con 800 años de experiencia en la fabricación de katanas. Con ellos diseñé una serie de cuchillos para el mercado japonés. Era inevitable que esos siglos de conocimiento permearan la industria de la cubertería.

Ya de regreso, en Gran Bretaña, le mostré a un amigo cocinero una de las piezas terminadas y él me insistió para que diseñara una cuchilla del mismo tipo, pero para nuestro mercado. Me dijo que aquella era la mejor hoja que había visto jamás.

Y eso fue lo que hice, unir la artesanía japonesa con el diseño británico.

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¿Qué aprendiste de los japoneses?

A encontrar constantemente soluciones novedosas para los problemas de todos los días; creo que esta manera de pensar es lo que me resultó tan interesante. A la vez, fue realmente increíble ver cómo mi anfitrión, el fabricante de espadas, aspiraba siempre a un nivel de amor por el oficio digno del siglo XIII.

En Japón, la katana es un objeto espiritual, y son asombrosas tanto la calidad del trabajo como la dedicación empleadas para fabricar cada espada, y en este caso cada cuchillo.

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Robert detalla pormenorizadamente su laborioso y complejo proceso de fabricación. Es una técnica completamente artesanal y ancestral (en Seki solo 6 familias de herreros artesanos están especializadas en la fabricación de espadas samurai) que implica varios fundidos y forjados. Tres meses tarda en producirse este acero japonés llamado watetsu.

Al ver la página web de TOG, no sé si considerarte un artesano o un industrial.

Creo que me dejé llevar por mis ganas de que los demás supieran que soy persona seria. Voy a tener que revisar algunos detalles (sonríe).

¿Entonces, piensas en pequeña o en gran escala?

Siempre pienso en pequeña escala, porque esa es la idea que sustenta a  los objetos artesanales como este. También procuro fabricar en tandas pequeñas. Pero a la vez es inevitable buscar una manera de trabajar que, en el futuro, te permita crecer si es necesario.

¿Qué opinas de la fascinación por los objetos de mala calidad?

Al consumidor medio no le fascina la mala calidad, lo que le encantan son los precios irrisorios. Nuestro pensamiento suele ser tan cortoplacista que ansiamos conseguir lo deseado sin tener que pensarlo dos veces,  sin que nos cueste nada.

Los productos de bajo coste se elaboran con la ayuda de mano de obra esclava, y combustibles y minerales fósiles cuyo valor real preferimos ignorar. Pero el día que esos combustibles y minerales escaseen, recién entonces llegaremos a comprender su verdadero valor.

Personalmente prefiero gastar un poco más, comprar un objeto duradero y sentir el placer de tenerlo y usarlo durante mucho tiempo. Esa es mi idea del diseño.

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¿Los productos de diseño no suelen estar ligados a cierto elitismo?

A menudo lo están, pero hay muchos diseñadores trabajando a contrapelo de esa concepción. Hace años hice un viaje en clase turista por Quantas Airlines. Recuerdo perfectamente que todo el interior del avión, desde la fibra de carbono hasta la cubertería de plástico, había sido diseñado por Marc Newson.

Aquello había sido muy bien pensado, meditado en profundidad, y no solo se beneficiaban de ello los viajeros de primera clase, sino todos nosotros.

¿No es un trabajo añadido conquistar tu pequeño lugar en el mercado?  

Desde luego, el mercado de las cuchillas de cocina es competitivo, pero mi enfoque ha sido crear un diseño que se venda por sí solo.

Por otra parte, el esfuerzo al que te refieres es uno completamente diferente pues yo nunca había lanzado un producto con anterioridad. Afortunadamente durante un tiempo dirigí una consultora de diseño, así que aprendí un par de cosillas útiles acerca del arte de la venta.

¿Es por eso que prefieres decir ‘ TOG’, en vez de ‘mi proyecto’ o ‘mis cuchillos’?

Seguramente sea un resabio de los años que pasé en la consultora. Allí aprendes a tratar los diferentes proyectos como si no tuvieses nada que ver. Y si creas algo propio, instintivamente sigues pensando que no se trata de ti ni del proyecto en el que has depositado tus esperanzas, sino del objeto como un ente totalmente independiente.

¿Qué piensas diseñar a continuación?     

Estoy pensando en nuevos accesorios: tablas de picar, portacuchillas, piedras de afilar, chairas. También me gustaría ampliar la gama de cuchillos, pero prefiero no andarme con prisas.

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¿Crees que avanzamos hacia un mundo sin chismes innecesarios?

Desde luego que no, y es lamentable. La población aumenta exponencialmente, muchos países superpoblados siguen con su proceso de industrialización, y nuestra fascinación con el consumo nunca ha sido tan intensa.

Sin embargo la responsabilidad de comprar mejor, de invertir en objetos duraderos, nos corresponde a todos por igual.

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Fotografías: Robert Beagley-Brown, y archivo.