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Ribera del Duero: vinos nacidos de la tradición y modernidad

Por Animal Gourmet

Si habría que elegir una palabra para describir el estado actual de la industria vitivinícola de la Denominación de Origen Ribera del Duero en España, se debería utilizar el adjetivo “vigoroso”.

Establecida originalmente en 1982, desde entonces ha experimentado un acelerado crecimiento en capacidad de producción y oferta en número de etiquetas pero más sobresaliente aún, su posicionamiento en términos de prestigio es indiscutible en nuestros días.

Aún cuando la región produce vino desde la época de la antigua Roma, en la historia reciente los ojos del mundo vinícola apuntaron su mirada hacia la Ribera del Duero a mediados de la década de los 80 cuando —en la reconocida revista The Wine Advocate— el célebre crítico Robert Parker publicó que la cosecha 1982 de la bodega Pesquera era “el Château Petrus de España”. La afirmación, quizá un tanto exagerada, sirvió para atrapar el interés de consumidores e incluso inversionistas que vieron en los valles un importante potencial.

Los productores de la zona afirman que ha habido una evolución constante y acelerada desde aquella época: de unas cuantas bodegas y cooperativas, hoy día se cuentan más de doscientas bodegas inscritas en la Denominación de Origen Ribera del Duero.

Con una multitud de microclimas y diferentes tipos de suelo, la región goza de un clima extremoso que ofrece un diferencial térmico que puede exceder los 40 grados Celsius en contraste de la temperatura entre día y noche, mientras que el granizo y las heladas son el principal reto climático que enfrentan los viticultores.

La variedad de uva reina es la Tempranillo, mejor conocida en esta parte de España como “Tinto fino” o “Tinta del País”, aunque la regulación vigente permite otras variedades algunas de las cuáles gozan de comprobado éxito internacional: Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec y la Garnacha Tinta. En cuanto a las variedades blancas, la Albillo es la única permitida por la D.O.

En el edificio histórico de las oficinas de la Denominación de Origen se erige con orgullo una moderna interpretación de las torres de los castillos que salpican la comarca con solemnidad medieval. De primera vista el mensaje, a manera de metáfora arquitectónica, es evidente: fusión entre tradición y modernidad. Más que una postura, una realidad de esa privilegiada zona vitivinícola.

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La uva “reina” de la D.O. es la Tempranillo, también conocida como “Tinto fino” o “Tinto del País”. // Foto: Wiki Commons.

El presidente de la Denominación de Origen Ribera del Duero, Enrique Pascual García nos recibe en una cómoda y elegante sala de reuniones color blanco —cuyas ventanas circulares recuerdan a las uvas— y pinta un futuro bastante prometedor fundamentado en sus vides, su gente y el firme compromiso de éstos hacia su terruño.

¿Qué tan grande es la producción de la Ribera del Duero?

En Ribera del Duero la cosecha este año (2014) ha sido excepcional ya que rebasamos los 122 millones de kilos de producción, siendo el único año que hemos rebasado la cifra de los 100 millones, nuestra referencia habitual.

¿De ese total de producción, cuánto se destina para exportación?

El mercado doméstico sigue siendo una parte importante: el 80% es consumo nacional. Ribera del Duero arranca hace muy poco tiempo. En 1982 irrumpe y hay un antes y después dentro del mundo del vino en España cuando Ribera se presenta en el mercado. El viñedo de Ribera del Duero es muy apreciado y se empieza a considerar como se merece.

A partir de ahí hemos vivido años relativamente cómodos, comercialmente hablando, en el mercado nacional y de unos años hacia acá nos despierta el interés por el mercado internacional. Es cierto que nos cuesta, como a todo el mundo; vender no es fácil, pero en dónde presentamos nuestros productos son bien aceptados porque son de calidad y a dónde vamos nos consideran. Tampoco hay que hacer un trabajo rápido de venta inmediata y de mucho volumen y que luego no haya retorno, queremos ir poco a poco y hacer un trabajo constante a futuro. Estamos en esa dirección.

¿Qué importancia tiene México para la Ribera del Duero?

México se encuentra entre los cinco primeros destinos como país de nuestros vinos. México es un país muy importante por muchas razones. Siempre nos recibís muy bien, vamos con vino bueno y sabéis apreciarlo. La cocina mexicana se acopla muy bien con nuestros vinos; son potentes, con mucha clase y creo que se acoplan muy bien.

“México se encuentra entre los cinco primeros destinos como país de nuestros vinos”

¿Qué es lo que está haciendo Ribera del Duero en términos de promoción para el caso particular de México?

En el caso de México estamos patrocinando un concurso de jóvenes chefs. Gente joven que se está iniciando en el mundo de la cocina que intenta hacer algo el día de mañana y seguro que lo va a hacer. Una D.O. como Ribera del Duero quiere motivar a los jóvenes cocineros. Deseamos acercarnos a esa cocina que tenéis tan interesante con nuestros vinos para que la gente pueda apreciarlos mucho más.

La función de Ribera del Duero en México aparte de informar es formar, ayudar a la gente a conocer y estamos haciendo cursos y catas para que la gente conozca la grandeza de nuestros vinos.

¿Qué hace tan especial al vino de la Ribera del Duero?

Ribera del Duero tiene una forma de trabajar a nivel general que quizá sea única en el mundo. El control interno de la producción y el control de calidad posterior, una vez hecho el vino, quizá no sucede en ninguna otra región vinícola. Ribera del Duero exige mucho a sus viticultores y a sus bodegueros para sacar el vino al mercado.

En época de vendimia, que para el 2014 ha sido excepcional, para una región de 100 millones de kilos de uva se contratan a más de 250 personas para controlar la campaña, después viene el análisis y la cata exhaustiva del vino realizada por un comité. Eso significa un interés muy grande por el control. Unidas a nuestras características de terreno, altitud y clima, más las exigencias que imponemos, da por resultado un vino de gran calidad.

Enrique Pascual García, presidente de la Denominación de Origen Ribera del Duero. // Foto: José Sandoval (@drsalsamx).

Enrique Pascual García, presidente de la Denominación de Origen Ribera del Duero. // Foto: José Sandoval (@drsalsamx).

¿Se ha adaptado el vino a la evolución del gusto del consumidor?

Hoy los bodegueros y viticultores que realizan el vino respetan mucho el origen de la fruta porque hubo una etapa hace años, en la cual la madera dominaba todo. Esa tendencia ha cambiado y hoy los vinos se presentan con más fruta. Hay un interés por parte de todos de acoplarnos al gusto de la gente pero sin perder nuestro origen: nuestros vinos son potentes, tienen un gran color y una larga longevidad, en fin, tienen unas características únicas gracias a nuestra naturaleza, en este caso, tan extrema.

Podemos decir que entre verano e invierno estamos hablando de 60 grados de diferencial térmico de -18 a más de 40 grados Celsius. Estamos a 800 metros de altitud y eso hace muy difícil trabajar a la viña. Eso lógicamente acarrea unas dificultades; si estás es una zona dócil que te deja hacer lo que quieras, el resultado suele ser “más simple”, si me permitís la expresión. Cuando os ponen las cosas difíciles, cuando pasa como aquí, el resultado es un vino complejo. Que tiene, como digo, esa amalgama de aromas y sabores de fruta que cuando se cría por la madera esa mezcla de aromas primarios y secundarios, ofreciendo matices bastante ricos.

“Cuando os ponen las cosas difíciles, cuando pasa como aquí, el resultado es un vino complejo”

¿Se acepta el riego en la Ribera del Duero?

El riego está aceptado como norma general desde 2003 pero también es un hecho que no es lo habitual. La gente prefiere trabajar con la tradición, porque tampoco se puede decir que no, porque hay una ley superior que nos condiciona pero al mismo tiempo viñedo de riego hay muy poco.

Hay una mentalidad en los viticultores y bodegueros de que las cosas hay que hacerlas bien, una mentalidad que nace desde la tierra. No nos merece la pena hacer cualquier cosa, porque si hacemos cualquier cosa al final seremos uno de tantos y lo que queremos es mantener esa singularidad y esas características naturales.

¿Ha cambiado la forma de trabajar la viña?

Desde los años 80 ha cambiado muchísimo. El sistema de viñas lógicamente se ha acoplado a las necesidades de la realidad moderna. Lógicamente se han conservado viñedos muy antiguos pero al mismo tiempo hay mucho viñedo que de alguna forma se ha acoplado a las exigencias de la vida moderna: de conducción, de raleo, de laboreo, etcétera. El sistema de poda no ha cambiado porque es muy importante —la poda sigue siendo cortar la yema para poca producción— pero lo demás si ha cambiado.

¿Qué características del vino podemos esperar de la cosecha 2014?

Van a ser unos vinos súper interesantes. Después de tener una intensidad colorante enorme, de tener un grado buenísimo, una acidez —me atrevo a decir— perfecta, curiosamente tienen con unas cualidades muy elegantes. Me estoy tirando a la piscina porque todavía falta la fermentación, pero hay que destacar que este año fue excepcional.

Por ejemplo, 2013 fue complicado. Este año la naturaleza ha ido a nuestro favor y se han hecho las cosas fantásticas. El otro día estábamos hablando un corro de amigos y colegas, hablamos de esto y sacamos la conclusión de los vinos que tienen una textura, una elegancia, que pruebas el vino en la bodega y casi está hecho: con cualidades naturales yo creo impresionantes y llegamos a la conclusión que esto no pasará en cincuenta años otra vez. Por la calidad de la cosecha y en cantidad no será fácil que se repita.