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Robert Parker y su método para calificar los vinos

Por Mayra Zepeda

Amado y odiado, venerado y criticado, Robert Parker es considerado uno de los críticos de vino más influyentes del mundo, con un poder -porque esa es la palabra- tal que el precio que alcanzan ciertas etiquetas se determina en función a su valoración.

De ahí viene el término “parkerizar” un vino, es decir, someterlo al gusto de este crítico y esperar obtener, desde luego, una alta puntuación.

Sin embargo, sus puntuaciones son armas de doble filo, potentes herramientas mercadológicas para los bodegueros, enormes ascensos en el crecimiento de un vino y al mismo tiempo la puerta de salida a vinos “indeseables”.

Cada punto Parker tiene el poder de disparar el precio de los vinos, así como de hundir las ventas de algunas bodegas si su valoración no es demasiado alta. Es por ello que los productores de todo el mundo esperan ansiosos la publicación de su ranking de puntos Parker porque puede condicionar enormemente las ventas futuras.

¿Quién es Robert Parker?

Nacido en 1947 en Estados Unidos, abogado de profesión y empleado del sector bancario hasta que se convirtió en el “gurú” del mundo del vino. Robert Parker cata vinos de todas las regiones y los resultados se publican en su revista The Wine Advocate, que se publica desde 1978 y hoy llega a más de 50 mil entusiastas de esta bebida en todo el mundo.

Su afición por el vino nace en Francia -donde, afirma, era más barato comprar esta bebida que cualquier refresco o café-. Años después opta por crear una clasificación para orientar al público americano a conocer más y mejor sobre una botella de vino y desarrolla una especie de guía y clasificación basada en las calificaciones de los colegios y las universidades americanas, es decir, del 0 al 100.

La cosecha de 1982 en Burdeos es la que catapulta a Parker. Como todos los años, en marzo se catan los vinos en barricas y se evalúa su calidad. Ese año, Parker otorga la única clasificación de “excelente” a la cosecha francesa. Sin duda, la añada con el tiempo demostró serlo, lo que lo consagró en el mundo vinícola; desde entonces le apodan “el emperador del vino”.

¿En qué consisten los puntos Parker?

Los denominados y temidos puntos Parker clasifican al vino en una escala de 50 a 100 puntos. Se suman puntos en función a las propiedades y características, color, aroma, sabor, acabado, potencial y calidad, hasta llegar a un máximo de 100 puntos, calificación que garantiza la venta total de la bodega.

¿Cuánto es mucho o poco?

Respecto de los Parker points, el propio Parker señala que tiene una mirada dura y muy crítica en el vino; prefiere subestimar la calidad del vino a sobreestimarla . De esta forma, la clasificación y calificación de un vino varía en puntuación de acuerdo a las siguientes características:

96-100: Un vino extraordinario, con un carácter profundo y complejo y que cuenta con todos los atributos de un vino de su clase y variedad. Vinos con esta puntuación valen la pena buscar, comprar y beber.

90-95: Un vino fuera de serie en términos de complejidad y carácter. En resumen, vinos maravillosos.

80-89: Vinos que se encuentran apenas por encima del promedio de muy buenos vinos, presentan diversos grados de finura y sabor y no tienen defectos visibles.

70-79: Un vino promedio con poco que lo haga distinguirse, excepto que está hecho con técnica. En esencia, un vino sencillo.

60-69: Un vino inferior al promedio con deficiencias claras, tales como la acidez excesiva o exceso de taninos, ausencia de sabor y quizá aromas o sabores sucios.

50-59: Un vino considerado inaceptable.

Más allá de que estemos o no de acuerdo con la clasificación del crítico americano, lo que sí es un hecho es que todo amante del vino debe, al menos una vez en la vida, probar un vino de 96, 98 o hasta 100 puntos Parker. ¡El gozo se merece!