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¿Qué es la dieta alcalina?

Por Sarah del Moral

La sabiduría convencional acerca de las dietas, incluyendo recomendaciones gubernamentales, parecen cambiar todo el tiempo. Esta vulnerabilidad nos hace víctimas de la publicidad; el deseo por bajar de peso, alcanzar cuerpos esculturales, darle la vuelta al cáncer u otras enfermedades nos ha llevado a adaptar los alimentos a dietas de moda que parecen demasiado buenas para ser ciertas. Un ejemplo de ellas es la dieta alcalina.

Robert O. Young es el padre de la dieta alcalina y se convirtió en una referencia en cuestiones de nutrición cuando en el 2002 publicó el libro El milagro del pH, que logró una venta de casi cuatro millones de copias alrededor del mundo.

Sin embargo, Young fue condenado a tres años de prisión por ejercer Medicina sin licencia, aunque no se le levantaron cargos por llevar a su rancho a pacientes en etapa terminal de cáncer e inyectarles bicarbonato sódico para “acidificar” sus cuerpos.

Su teoría era que las enfermedades eran consecuencia de la acidez del cuerpo, por lo tanto, modificando el pH los padecimientos se podían retraer.

El pH o el nivel de acidez del cuerpo se mide en una escala del 0 al 14. De 0 a 7  es un cuerpo ácido mientras que de 7 a 14 se considera un cuerpo alcalino.

Lo que promueve la dieta alcalina es que podemos lograr un balance alimentándonos únicamente de frutas y verduras, excluyendo los alimentos de origen animal y cereales – principalmente los industrializados-,  ya que un contenido elevado de proteína aumenta la producción de ácido en el cuerpo.

Por esta razón surgió la hipótesis de que un menor contenido de proteína combinada con un consumo abundante de frutas y verduras alcalinizantes desplazaría el equilibrio ácido-base a un nivel más alcalino.

Giles Yeo, bioquímico de la Universidad de Cambridge, en una entrevista afirmó que la teoría de Young tiene un problema: “Se olvida que el estómago tiene un nivel de pH de 1.5”, explicó. “Todo lo que consumimos, aunque sea alcalino al momento de meterlo en la boca, ya es ácido cuando llega a los intestinos”.

El problema de esta dieta es que  presume alcalinizar la sangre y esto es imposible. Nuestro cuerpo regula la acidez de la sangre naturalmente gracias a nuestra respiración, el trabajo de los riñones y otras funciones que impiden la variación del pH.

Si insistieras en alcalinizar tu sangre seguramente morirías por un trastorno metabólico llamado alcalosis.

Debemos ser conscientes de que no nos enfermamos por comer alimentos ácidos, nos enfermamos por comer en exceso alimentos que no nos nutren.

Por supuesto aumentar la cantidad frutas y vegetales en la dieta va a tener un impacto positivo como la disminución del peso y el fortalecimiento del cuerpo, pero es un hecho que estos efectos no se le atribuyen a buscar alcalinizar la sangre.