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antojitos de trajineras de Xochimilco

¡A comer antojitos en las trajineras de Xochimilco!

Por Sarah del Moral

“La Princesa de los Canales”, “Muñequita”, “Lupe”, “La Cariñosa”… El nombre de tu abuela, el de tu madre o el de la niña… Personificar la trajinera de tu elección es uno más de los atributos que construyen el encanto por los populares y folclóricos paseos en estas embarcaciones de madera que navegan entre los canales de la zona lacustre de Xochimilco.

¿Góndolas venencianas? No, mejor trajineras, esas canoas con un salpicadero de color, música, tradición y goce de fin de semana que puedes compartir con los más queridos o incluso con los que aún no conoces; basta con saltarse de una trajinera a otra sin temor a una caída.

Navegar por los canales de Xochimilco es una forma de entretenimiento alternativo que brinda la Ciudad de México más allá de sus bares y restaurantes; es un punto de celebración entre familias, jóvenes, extranjeros y mexicanos que disfrutan de un escenario milenario.

Entre las canoas que reman al ritmo de las marimbas, otras que transportan mariachis para seguir sus cantos a todo pulmón, los lugareños se las ingeniaron para complacer a los visitantes con todo tipo de mercancías y servicios, y uno de ellos es la comida: necesaria para amortiguar el efecto del alcohol y evitar ponerte hasta las manitas.

Todas las fotos son de Carlos Castillo.

Es común que los paseantes carguen con sus provisiones de comida y bebidas, pero a lo largo de los canales hay suficientes canoas para alimentar a los visitantes con antojitos provenientes de humeantes cazuelas que también forman parte del goce visual que provocan las trajineras.

Por 350 pesos la hora puedes abordar una de las más de 200 trajineras con las que cuentan los nueve embarcaderos de esta zona: Cuemanco, Caltongo, Fernando Celada, Salitre, Belém, San Cristóbal, Zacapa, Las Flores, Nuevo Nativitas y Belem de las Flores. Pasada la hora, el remero de brazos bien desarrollados que dirige la trajinera te hará la sugerencia de alargar tu viaje.

Para empezar el recorrido sin el estomago vacío hay pulque bien conservado en un guaje a precio de 50 pesos el vaso. El pulque está elaborado en Xochimilco y cada fin de semana los productores ofrecen el natural y uno curado, aunque el más sabroso es el de guayaba. Puedes pedir una degustación si consideras que debes preparar tu paladar antes de beberlo todo.

Cuando las hieleras que traen los visitantes se vacían antes de lo esperado o la cerveza nunca es suficiente, por cada trajinera no falta una canoa que se acerque a ofrecer micheladas, cubanas, cervezas con clamato o una sencilla. Tienes la garantía de que sed no pasarás.

La botanita es primordial para entretener  al estómago  y espantar el hambre durante el recorrido. A pesar de que la mayoría de los visitantes cuente con tres o más bolsas de papitas y chicharrones, las canoas que flotan a la par de las de cerveza ofrecen una variedad de frituras que puedes bañar en salsa y limón según tu gusto.

Desde sus orígenes, las trajinares estaban destinadas al transporte de personas y mercancías y hasta ahora su propósito no ha cambiado.

Hoy en día, transportar comida a través de las trajinares es el trabajo de muchos habitantes de Xochimilco, como el de Rogelio Del Monte, quien desde hace 5 años renta una canoa por 250 pesos al día para vender chayotes por 50 pesos. La receta consiste en hervir chayotes y mantenerlos en su punto dentro una olla; una vez servidos, se les cubre con esquites, mayonesa, queso y chile del que pica y el que no pica. Rogelio cuenta que en un día exitoso de fin de semana gana 1,5oo pesos con la venta de esta delicia, pero los demás días el canal está casi muerto.

 

Alrededor de los embarcaderos no faltan pequeños restaurantes para alimentar a los comensales con menús sencillos y baratos, ademas de decenas de puestitos de dulces y bolsas de frituras para saciar el antojo. Pero ninguna de estas opciones se acerca a la experiencia que ofrecen las señoras que se acercan vendiendo en sus balsas y cocinan justo frente a ti para despertar tus sentidos con aromas y sabores en cuestión de minutos.

La variedad de platillos no es amplia pero sí suficiente. Tampoco son platillos tan baratos, ya que por 100 pesos -precio casi general para toda la oferta gastronómica-  podrías comer el doble en otros sitios, pero es una actividad que para muchos locatarios significa la base de su economía. Hay que probar su sazón al menos una vez para conocer la propuesta culinaria “de trajinera”. 

“Hace tres años me invitaron a trabajar y me ofrecieron una canoa. La comida típica de aquí son las enmoladas y los elotitos, por lo tanto todos tenemos que vender lo mismo”, explica Brenda Salgado, cocinera que prepara enmoladas todos los viernes, sábados y domingos con la ayuda de su hijo. “Son tres tortillas sin relleno, cubiertas por mole tradicional de Xochimilco, quesillo, cebolla picada  y unas cuantas rebanadas de aguacate; en un día bueno de ventas esto me da de 3 mil a 4 mil pesos”.

Para platos más sustanciales encontramos cortes de carne acompañados de nopalitos y pequeñas ensaladas, también hay tlacoyos y quesadillas, todos listos en un par de minutos. El  pollo asado servido con  arroz rojo, mole y una ración individual de tortillas es perfecto para el taco placero.

Anímate a probar los platos “de trajinera” en tu próxima visita, quizá te enamores de los sabores tradicionales de Xochimilco y las manos de la gente que los prepara.