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Tu piel puede absorber compuestos dañinos del humo de las parrilladas

Por Lauren Rothman//Munchies en Español

Como alguien cuya niñez transcurrió durante los años 90, fui testigo de la rápida caída de la cultura del tabaquismo en Estados Unidos y varios países más. Sin embargo, las parrilladas llegaron para quedarse.

Primero, las secciones especiales para fumar en los restaurantes (¿las recuerdas?) desaparecieron como de la noche a la mañana; en unos pocos años, incluso los bares y parques públicos, alguna vez refugios de los adictos a la nicotina, quedaron libres hasta del más mínimo olor a cigarrillo.

Gran parte de este cambio se debió a los peligros recién descubiertos del humo de segunda mano, una idea que realmente ninguno de nosotros había considerado antes de que fuera el tema de una serie de campañas de salud pública.

Ahora sabemos que “fumar involuntariamente” es mucho menos peligroso de lo que pensamos—a menos que te refieras al humo cargado de carcinógenos que probablemente absorbes a través de tu piel cada vez que estás cerca de  parrilladas veraniegas—.

¿Qué dice la ciencia del humo de parrilladas?

De acuerdo con un informe publicado el miércoles en la revista Environmental Science & Technology, el tipo de humo de segunda mano del que los encargados del asador deben preocuparse ahora es el que sale de su magnífico asador cada vez que lo enciendan para dar paso a una antes relajante sesión de barbacoa.

Cargado con compuestos potencialmente cancerígenos llamados hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), el humo que emana del asador de carnes puede absorberse a través de la piel; no sólo de la piel del encarado del asador, incluso de la piel de los invitados a la barbacoa que se encuentren en la zona, aunque ni siquiera coman lo que salga del asador.

El peligro de los HAP en las carnes asadas ha sido una preocupación desde finales de los años 60, cuando una serie de estudios estableció un vínculo entre una mayor incidencia de cáncer de intestino y estómago en ratas de laboratorio alimentadas con una dieta alta en carnes a la parrilla y carbonizadas.

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-Che, pero qué buen asado.

El peligro potencial de la inhalación del humo de asador ya se ha analizado anteriormente, pero el estudio reciente, llevado a cabo en la Universidad de Jinan en Guangzhou, China, y dirigido por el investigador Dr. Eddy Y. Zeng, es el primero en examinar cómo estos compuestos cancerígenos pueden absorberse por la piel.

“La dieta ha sido reconocida como la vía de exposición más predominante, mientras que la inhalación es inevitable y constante. Por lo tanto, en la evaluación del riesgo para la salud humanan muchos estudios se han concentrado en la ingesta dietética y la inhalación”, escriben los autores del estudio. “La absorción dérmica de los gases y sus riesgos relacionados con la salud de la población general parecen haber sido obviados en su mayor parte”.

Para obtener los datos, los investigadores dividieron a 20 participantes en grupos en parrilladas al aire libre, exponiéndolos a la comida y el humo en diversos grados. Luego, midieron los niveles de HAP en la orina de los participantes.

Como era de esperar, los que comieron la comida asada mostraron los niveles más altos de HAP. Sin embargo, los investigadores encontraron que la piel era la segunda ruta más alta de exposición para los compuestos cancerígenos, incluso más que la inhalación.

La piel, el órgano más grande

Además del sistema digestivo, nuestra piel es la parte del cuerpo que más constantemente entra en contacto con el mundo exterior y, como es porosa, absorbe todo lo que pongas en ella. Es por eso que la comunidad médica, especialmente la comunidad médica “alternativa”, nos ha alentado durante mucho tiempo a elegir cuidadosamente productos para el cuidado de la piel que no contengan químicos dañinos.

Pero el estudio chino demuestra que incluso los compuestos transportados por el aire pueden ser una amenaza para la piel. Los investigadores observaron que, si bien la ropa puede actuar como una barrera a corto plazo para el humo del asador, rápidamente se satura de HAP. De esta manera puede actuar como una “fuente de exposición persistente” si no te cambias rápidamente.

Mientras disfrutas de las parrilladas en el patio trasero este verano, es posible que quieras mantenerte muy, muy lejos de quien esté a cargo de la parrilla. O bien, ya sabes, simplemente sigue el ejemplo de Beyoncé y cambia tu atuendo cada media hora más o menos. Diles que es en nombre de la ciencia.