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The Clove Club, la historia de un deja vú inglés

Por Animal Gourmet

Cuando estás embarazada tienes una percepción mucho más clara y a flor de piel de otras mujeres en tu misma condición, y resulta que ves muchas más panzas crecientes como la tuya. Estás consciente de ello y por ende la mirada percibe a tus compañeras de gestación más rapidamente. Al menos así lo entiendo yo.

La misma sensación la viví con The Clove Club, un restaurante londinense, del que me atrevería a decir (y los que me conocen saben que se me complica hacer estas afirmaciones) es uno de los grandes del mundo, un sitio que en mi lista de experiencias es enorme.

En un lapso de días todo leí, escuché, comí y viví alrededor de The Clove Club, un club efectivamente porque así comenzó, con un grupo de amigos entusiastas alrededor de la cocina y la música que se reunían para cocinar, invitar y agasajar.

Mi lectura de un vuelo a Londres fue una historia alrededor del olor a clavo (‘clove’, en inglés) para empezar este capítulo. La ceremonia de los mejores restaurantes del mundo a la que asistí desde luego premió al restaurante en el número 87 y ahí nuevamente relacioné mi lectura con el curioso nombre, y después un encuentro amable del establecimiento para terminar con un encuentro “de pasillo” con el chef, y un “salud” de por medio de esos brindis sin conocernos. Tres situaciones habían ya tenido lugar y yo comenzaba a atar cabos.

The Clove Club nació poco después de que Isaac McHale, el cocinero, Johnny Smith y Daniel Willis, encargados de la sala y del hoy restaurante, se conocieran en 2010 básicamente por compartir la pasión por la comida y la música. Formaron todos parte de un movimiento que genero mucho ruido: The Turks, con cocineros de St. John, uno de los más hips de Londres, y de Noma, el gran danés; y que hizo muchos, pero muchos y notables “pop-up’s” en lugares insospechados como estacionamientos y hasta edificios por demoler. Se mudaron después a otra sede, su propio departamento, creando un gran evento de nombre The Clove Club, para después trasladarlo de manera permanente a una casa del siglo XIX en el barrio londinense de Shoreditch.

Y porque así es la vida y las coincidencias, en el mismo viaje pero un par de días después de la emocionante ceremonia de premiación de restaurantes, y de mis recurrentes encuentros con el tema ‘clove’, un cocinero al que admiro nos invitó a cenar y entre la distracción que genera beber vino de manera permanente en un viaje, y una huelga de operadores de metro que volvió la ciudad caótica, no fue hasta que llegué a la puerta que me dí cuenta dónde estaba, habíamos llegado a cenar a The Clove Club.

La música forma parte de la experiencia desde que pones un pie adentro. Es evidente que la selección musical está pensada para “maridar” el momento, el bar del restaurante tomando champagne y recibiendo los primeros de los que fueron decenas de platos, una charcutería divina y unos nuggets de pollo, —sí, así, pero un pollo celestial infusionado con ciertos aromas de pino—. Todo simple, todo sin pretensiones.

'The Clove Club' es uno de sesos lugares que en la vida hay que probar. // Foto: The Glove Club (Facebook).

‘The Clove Club’ es uno de sesos lugares que en la vida hay que probar. // Foto: The Glove Club (Facebook).

El ambiente es relajado, los comensales diversos, un ‘fine dining’ sin manteles largos, sin vestidos elegantes y con mesas comunales, paredes blancas y cocinas expuestas. Mucho que aprenderles.

—Nuestro primer pop-up —leí días después de McHale— fue para 110 personas. Cuatro años después sirven en el restaurante una extraordinaria cocina con una clara influencia inglesa y escuela nórdica; simple, poco mezclada, muy bien pensada. Un huevo de gaviota de cabeza negra, gran delicatessen que sólo puede disfrutarse un par de semanas de abril en Inglaterra, apenas pochado, con una sal muy particular —todo de un bocado con un poco de sal— nos sugiere uno de los tres creadores. Glorioso. Un plato de espárragos de temporada, uno por persona, de cocción perfecta, para dipear en una mayonesa muy especial. Memorable.

Apenas regresé del viaje terminé de atar todos los cabos y cerrar la pinza para asumir que The Clove Club estaba en mi camino; Issac como cocinero invitado en el aniversario de Pujol. Nuevamente nos saludamos, nuevamente devoramos el chicharrón de patas de pollo y nuevamente recordé el sabor de ese pescado, la extraordinaria cocción de una endivia y el sabor de su pan y su mantequilla.

Alguna vez me obligaron a decir un sólo ingrediente sin el que no podría vivir y dije queso, pero me orillaron. Hoy diría que The Clove Club es un restaurante que en la vida hay que probar. Será la suerte que me trajo el olor a clavo o será una simple casualidad, pero el restaurante, su cocina y sus cocineros, ya se han estacionado en mi lista de grandes cosas de la vida.

The clove club

Shoreditch Town Hall, 380 Old Street, London, EC1V 9LT
Teléfono: +44 (0) 20 7729 649
Sitio web: thecloveclub.com