Cuando un restaurante entra a la lista de tus favoritos es porque cumple algunos requisitos que consideras fundamentales, desde el sabor y la calidad de cada uno de los platos hasta el precio que pagas por ellos. Nada peor que salir de un sitio que prometía bocados celestiales y sentirse estafado, una especie de garantía para jamás volver.
Para Valentina Ortiz Monasterio, presidenta para México y Centroamérica de The World’s 50 Best Restaurants Academy, los buenos restaurantes –esos que merecen estar en la lista de los 50 mejores, pero también en las listas personales de los restaurantes consentidos- deben cumplir con al menos cinco requisitos:
- Que la experiencia general sea positiva y alegre. Valentina lo resume así: “que te la hayas pasado muy bien”. Y eso, además de la compañía, por supuesto, se logra con lo siguiente:
- Excelentes ingredientes y técnica. “Yo califico un restaurante en función de que haya dado, como yo doy, una prioridad muy importante al ingrediente”, dice Valentina.
- La combinación de la calidad de los ingredientes y las buenas técnicas dan como resultado el sabor. ¿Qué sería de un buen ingrediente y una buena técnica si el sabor resulta mediocre y olvidable?
- La sala y el servicio. “No tiene nada que ver con la formalidad”, asegura Valentina, sino con el diseño, la idea y la visión del cocinero y su equipo de trabajo para ofrecer al comensal una experiencia maravillosa. “En los restaurantes que más me gustan el servicio flota”, dice Valentina refiriéndose a uno de sus grandes consentidos, Corazón de Tierra del chef Diego Hernández Baquedano en el Valle de Guadalupe. En los buenos restaurantes cada detalle tiene sentido, desde la ubicación del salsero hasta el servicio del sommelier.
- La relación entre precio y calidad. “Estoy convencida de que los mejores restaurantes no siempre son los más caros”, dice Valentina, quien sabe que los restaurantes mexicanos de la lista no son baratos, pero tampoco impagables.
En resumen, un gran restaurante es aquel que da importancia a los ingredientes de calidad, a la técnica y al sabor de los platos; que cuenta con una sala que fluye de manera armoniosa y que el precio no sea imposible de pagar.
