Es un privilegio admirar el paisaje agavero de los Altos de Jalisco y más aún, tener la oportunidad de empaparse de la producción de tequila. Hay un lugar donde la majestuosidad de la naturaleza y la fabricación de nuestro destilado favorito se juntan y es la Hacienda Patrón.
Este destilado es quizás la bebida más emblemática de nuestro país y es uno de los favoritos para tomarlo solito, en una Margarita o bien, mezclado con refresco de toronja o agüita mineral.
Pero ¿conoces en realidad su proceso de producción y cómo reconocer uno bueno? Te contamos todo lo que necesitas saber para volverte un experto y disfrutarlo aún más.
Vamos por partes. Para poder brindar y disfrutar de un maravilloso tequilita, tuvieron que pasar por lo menos 6 años de que se sembró la fuente del placer: el agave azul.
Lo sabemos, es un tiempo muy largo que comprende muchos pasos para llegar a tener el destilado perfecto.
Lo primero que tienes que saber es que el Consejo Regulador de Tequila sólamente permite que se produzca esta bebida con una variedad de maguey llamada Tequilana Weber que, para los cuates también se llama agave azul.
También es importante saber el lugar en el que se cultiva pues el suelo es clave en la nutrición de la planta y por ende, en los sabores que tendrá una vez cosechada.
Aunque hay 11 estados que tienen denominación de origen, el lugar donde se centra la mayor producción de Tequila es en los Altos de Jalisco. Justo ahí, la Hacienda Patrón yace majestuosa y es testigo de todo el camino de elaboración de uno de los mejores destilados del mundo.
Cuando las plantas están en su nivel óptimo de madurez se cosechan y jiman, es decir, se cortan las pencas para dejar sólo el corazón al que técnicamente se le llama piña. Se hornea por dos días para extraer una melaza que deberá ser fermentada.
Los campos de agave se deben cuidar desde que nacen las plantas hasta el momento de su corte para garantizar la calidad del producto final. En Atotonilco, el Alto, está el campo agavero que le da identidad al Tequila Patrón.
La fermentación debe suceder en condiciones muy controladas de temperatura, inocuidad e higiene. Las levaduras hacen de las suyas para conseguir un líquido que servirá para darle alma al Tequila.
No podemos hablar de una producción de Tequila sin la destilación. Este proceso, inventado por los árabes, juega con temperaturas para obtener alcohol más puro. Este paso se repite dos veces para tener lo mejor de lo mejor.
En 1989, Tequila Patrón entró al mercado como una variedad que promueve los productos premium. Aunque cada año se envasan más de 40 millones de botellas, cada una está hecha con la vocación artesanal de nuestro destilado favorito.
La industria tequilera ha hecho magia con este destilado de agave, resaltando todas sus mejores características en distintas presentaciones. ¡Imagínate que son 60 manos las que se involucran en la producción de una sola botella!
Un tequila blanco o Silver será aquél que se envasa justo después de la segunda destilación. Está mucho más presente el alcohol y es muy bueno para mezclar.
¿Te gusta reposado? Este destilado toma sus colores de las barricas en las que se deja reposar de 3 a 5 meses para que se impregne de los maravillosos aromas que aporta el roble blanco.
Igual pasa con el Patrón Añejo, sin embargo este descansa durante un periodo de 12 a 14 meses. Es la variedad por excelencia para tomarse derecho.
¿Hay algo más después de los añejos? ¡Claro que sí! Un Patrón Platinum que se destiló una vez más que los demás. Después de reposar en la barrica, se filtra en carbón activado para mantener sus notas aromáticas pero volverlo completamente translúcido. Elegante y muy rico, lo mejor de dos mundos.
Un Tequila que se fabricó con tanto esmero y calidad es un producto premium por definición. Sin embargo, hay algunas ediciones que lo levantan aún más como aquél que reposa en barricas donde también hubo vino de Burdeos; si eres fanático de los intensos sabores a humo y madera, el Gran Patrón Piedra seguro es para ti.
Se nos antoja el tequilita como digestivo pero hay algo aún mejor: los licores hechos con él. Imagínate un carajillo con Patrón Citronage, cuyo aroma es el de la naranja o el XO enriquecido con café.
Hay varias aristas en la producción de Tequila a nivel industrial. Una de ellas es la sustentabilidad en los campos y la técnica para hacer que los agaves perduren en el tiempo. Tequila Patrón tiene el compromiso de hacer pagos justos a los agricultores con la intención de que toda la cadena productiva sea favorecida.
Otra ventaja es la producción de composta y el uso responsable del agua. Es una satisfacción poder decir ¡salud! con un producto que verdaderamente apela al bienestar de su territorio, de las manos que lo producen y de quien lo bebe.