Si eres de las personas que deja el café en la alacena sin pensarlo mucho, debes saber que si quieres que cada taza sepa como recién hecha, dónde y cómo lo guardas importa muchísimo, ya que es sensible al aire, al calor, a la humedad, a la luz y a los olores fuertes. Todos esos factores hacen que pierda calidad con el tiempo. Aquí te decimos cómo guardar café en grano y molido como dios manda, y de paso desmitificamos algunas dudas respecto a él,
El lugar ideal para guardar tu café siempre será un espacio fresco, seco y oscuro / Foto: Shutterstock
Primero hay que entender algo, aunque el café está tostado, sigue siendo un producto agrícola. Y sí, también caduca y hasta puede ponerse rancio si no lo cuidas bien. Pero no te agobies, hay formas de mantenerlo.
Lo ideal es guardar los granos en un lugar fresco, seco y oscuro, en uno de los compartimentos de la alacena pero siempre lejos del calor y de los olores fuertes. Las bolsas selladas con válvula unidireccional (casi todos los cafés en grano lo traen) puede funcionar muy bien. También puedes usar un frasco de vidrio tipo Mason o un bote con tapa hermética, solo asegúrate de que esté limpio y bien cerrado. Evita por completo ponerlo encima de la estufa, cerca de la ventana o en una repisa donde le pegue el sol, ya que puede arruinar el sabor.
Si el café está molido, sigue las mismas reglas de almacenamiento, pero toma en cuenta que se echa a perder más rápido. Al estar más expuesto al aire, sus aromas se evaporan volando. Lo ideal es guardarlo en un recipiente chiquito y hermético. Es recomendable moler solo lo que vas a usar al momento. Si ya no huele rico ni sabe bien… es momento de comprar uno nuevo.
Mucha gente guarda café en el refri o congelador, sobre todo si lo compra por mayoreo, pero ojo: no siempre es lo mejor, porque el frío puede generar condensación cuando sacas el café y eso afecta su sabor. Además, el café absorbe olores con mucha facilidad… hasta el del pollo congelado que lleva años en tu congelador.
Sí puedes congelarlo, pero tomando en cuenta lo siguiente: divide en porciones individuales; usa bolsas al vacío o contenedores súper herméticos; guárdalo en el fondo del congelador (donde la temperatura es más estable); solo saca lo que vas a usar en ese momento
Tip Animal: utiliza tu cafe como aromatizante natural. Si tu refri huele medio raro y amas ese olor a café por las mañanas, pon los restos de granos usados en un platito y colócalos en el fondo del refri. Absorberá olores de forma natural. Eso sí, tienes que cambiarlo seguido.
El café molido se degrada más rápido que los granos enteros / Foto: Shutterstock
No es que se ponga mohoso o apestoso como otros alimentos, pero sí pierde eso que nos encanta. Propiamente, el café no se ‘echa a perder’ como tal, pero sí pierde sabor y empieza a saber plano, sin chiste o incluso como a cartón mojado. Hay algunos tipos de tostados más sensibles que otros. Por ejemplo, los más oscuros, que tienen aceites en la superficie, son más propensos a ponerse rancios. Si huele raro o sabe más a madera que a café, probablemente ya no está en su mejor momento.
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