La vacaciones de verano están aquí y muchos capitalinos buscan lugares cercanos a la ciudad para aprovechar los días de descanso. Hoy te contamos de Valle de Bravo, la joya gastronómica y de aventura del Estado de México.
Valle de Bravo tiene opciones para todos los tipos de viajeros / Foto: Rodavento
Ubicado a poco más de dos horas de la Ciudad de México, Valle de Bravo es uno de esos destinos que lo tiene todo: paisajes de postal, aventura al aire libre, hospitalidad sofisticada y una gastronomía que fusiona tradición con modernidad. Ya sea para una escapada de fin de semana o unas vacaciones más prolongadas, este Pueblo Mágico es ideal para reconectar con el cuerpo y el paladar.
Para quienes buscan un alojamiento que combine lujo, diseño y naturaleza, hay varias cadenas que ofrecen opciones que se ajustan a distintos estilos de viajero, como Rodavento, El Santuario Resort & Spa, Avandaro Golf & Spa Resort.
Por ejemplo, Rodavento tiene tres spots. El Hotel Rodavento, que se ubica en medio del bosque y cuenta con suites tipo cabaña, rodeadas de árboles y conectadas por pasarelas suspendidas; así como con spa con vista al lago, tirolesa, muro de escalada y actividades para la familia. La Casa Rodavento se ubica en el corazón del pueblo y es un casona restaurada que solo cuenta con siete suites, un rooftop con jacuzzi y un restaurante de autor que no decepciona. Cinco Rodavento, más moderno y vibrante, está pensado para parejas jóvenes o grupos de amigos. Cuenta con rooftop bar, piscina climatizada, experiencias wellness y un restaurante que apuesta por cocina mexicana contemporánea.
Para comer hay opciones locales hasta cocina de autor / Foto: Shutterstock
Si pasarás tus vacaciones de verano en Valle de Bravo, te alegrará saber que tiene muchas opciones para los amantes de la buena comida y para todos los presupuestos.
“Nuestro” es el restaurante insignia de La Casa Rodavento, donde el chef Alberto Colín ha creado recetas originales preparando platillos con ingredientes 100% orgánicos y locales. El plus es su ambiente y una cava de vinos de envidia para una cena romántica de diez.
Si quieres algo más casual, el mercado local y los restaurantes del malecón ofrecen desde tacos de cecina hasta truchas al ajillo. Se merece mención especial Los Pericos, flotando sobre el lago, ideal para mariscos y una cerveza bien fría al atardecer; Café del Huerto, ubicado en una granja orgánica desde la que sirven desayunos, comidas y cenas preparados con los productos orgánicos que cosechan; Solar, un spot campirano que representa la comida “farm to table”; y Los Veleros, que es considerado un clásico del destino, con opciones de inspiración española como por su bonita vista al lago.
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