Aunque su uso es muy común desde hace cientos de años, la moringa ha captado la atención del mundo por presumir beneficios a la salud e incluso ser una salida ante la desnutrición de los países en vías de desarrollo.

¿Qué sabemos de ella? Es un árbol originario de la India que también se encuentra y cultiva en México y que sí, efectivamente tiene un contenido nutricional que vale la pena poner en el plato pese a su elevado precio en el mercado.

Moringa, el superalimento

Es difícil reconocer un ingrediente cuyas propiedades sean sobresalientes del resto. De unos años para acá, la industria alimentaria ha aprovechado la moda en pro del bienestar para subir los precios de cosas que antes quizás no eran tan valorados. Ejemplo de esto es la chía y comienza a serlo la moringa; este último por venderse en polvo.

Lo cierto del caso es que sí hay motivos para inflar su costo -y también para pagarlo-. Según este estudio publicado por la UNAM, comerla puede favorecer a la disminución de la presión arterial y ser un poderoso bactericida ante infecciones.

Sobre el tema de ser un alimento que combate a la desnutrición, la investigación también lo sustenta ya que su cantidad de proteínas ayuda a la formación de masa muscular.

Aunque no está del todo comprobado, la moringa también podría ser un anticancerígeno ya que posee flavonoides y antioxidantes que además te mantienen joven.

Cómo comerla

El árbol de moringa se compone de hojas y vainas igualmente nutritivas para el cuerpo humano aunque es preferible consumirlas crudas en lugar de utilizar el fuego. Uno de los beneficios de hacerlo de este modo es mantener su propiedad desintoxicante.

Según la UNAM, si hacemos té (con las hojas) de moringa o la cocinamos, se destruye la enzima que detona en la planta sus propiedades benéficas y también su probable efecto anticancerígeno. Aun así, sigue llena de proteínas, entonces para uso alimenticio es excelente, pero si queremos que ayude contra la diabetes y otras afecciones, se debe procesar de manera diferente.

La infusión en frío es la mejor opción para consumirla, es decir, mezclarla con agua a temperatura ambiente una media hora antes de consumirla.

En los supermercados se encuentra en polvo y esta presentación es perfecta para agregar a los batidos de proteína o jugos detox.