Cuando Animal Gourmet me invitó a compartir alguna memoria o recuerdo que tuviera una relación con la cocina que me conmueve, sin duda no pude alejarme de la cocina de mi tierra, Puerto Rico. Ese lugar de “100 x 35”, como decimos los boricuas, donde la comida es el eje central de nuestra interacción social.

Del arroz recuerdo el olor que salía de la olla, agua hirviendo con toques de sal. Por alguna razón en Puerto Rico el arroz huele; al menos en mi casa era así. Las habichuelas coloras (frijol rojo), me atrevería a decir que únicamente en mi isla se comen con una mezcla de sazón muy especial, a la que llamamos sofrito y recaíto, que se prepara con cilantro, recao, achiote, ajo y cebolla.

Por alguna razón en Puerto Rico el arroz huele; al menos en mi casa era así

El pollo frito, también un recuerdo delicioso, ¡por Dios! que manera de freír y adobar el pollo, simplemente una maravilla. No puedo dejar atrás los tostones de plátano macho, perfectos para acompañar cada plato de la cocina en casa y el instrumento perfecto para empujar las habichuelas, el arroz, el pollo y llevar a la boca el sabor criollo.

Hoy que lo pienso, el recuerdo de la cocina para mi es el significado de migración y movimiento, un recuerdo muy apegado a mi vida y a mi niñez; en mi casa desde la hora de colar el café, el desayuno y hasta la cena, entraban y salían de la mesa toda mi familia y amigos.

…la comida era la cura a todo mal

La cocina era sin duda el núcleo de mi casa, todo pasaba en ese lugar y, por qué no admitirlo, la comida era la cura a todo mal. La cocina para mi es conectar con una de las memorias mas maravillosas que tenemos: la olfativa y es el regresar al origen; simplemente comer rico y saber compartir la mesa. Olores y sabores que conmueven a cualquiera.

*Jacqueline María Benítez es empresaria; especialista en relaciones públicas y en proyectos que tengan que ver con viajes, buena comida y espectaculares chefs.