Podría parecer un vegetal difícil de cocinar, pero una vez que te familiarizas con la berenjena surge un mundo de posibilidades para cocinar rico y variado.

Sus sabores ligeramente amargos y ácidos son excelentes para combinarlos con especias, hierbas de olor y hasta solitas. En algunos casos su piel es parda, lo que la hace preciosa para presentarla en platos y llenarlos de colores.

Antes de cocinar la berenjena, lee esto

Ese fruto en forma de gota y de colores violáceos proviene de Asia y llegó a Europa con la ruta de las especias por influencia de los árabes.

Estos últimos han hecho magia cocinándola y la presentan al mundo como un vegetal versátil que si bien es excelente cuando se come solo, también marida con los productos mediterráneos a la perfección.

Suele tener un final algo amargo e incómodo al paladar pero se puede arreglar. Para desflemar hay que cortarla y dejar en una solución de agua con sal por 15 minutos antes de usarla.

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Por ser un alimento rico en fibra es un aliado si tienes síndrome del intestino irritable o estás buscando ese cuerpazo para lucir en vacaciones. Esas mismas fibras ayudan a la hora de cocinarla porque no se rompe con facilidad y así puedes sustituir las láminas de pasta de la lasaña por lajitas de berenjena.

El sabor, una vez que se quitaron las notas amargas, también es terroso y un poco ácido. Combina bien con el limón amarillo, el yogurt griego y el comino.

Las mejores formas de aprovecharla

Piérdeles el miedo y disfruta la maravilla de comer y cocinar berenjena en cualquier presentación.

Ratatouille

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No solo es una película animada, sino que es un platillo típico de la Costa Azul en Francia. Consta de rodajas de jitomate, calabacita criolla o zucchini y berenjena.

Se cocina sobre un puré de tomate sazonado con tomillo y albahaca y se cocina al horno para integrar todos los sabores en uno solo.

Mira la receta completa aquí.

Baba ganoush o puré de berenjena

baba ganoush

Esta botana es una de las más cumplidoras del mundo. Es de origen árabe y va excelente con un poquito de aceite de oliva, pan pita y jocoque.

Lo que tienes que hacer para que quede de campeonato es asar las berenjenas a fuego directo hasta que se hagan completamente blandas; posteriormente quita la cáscara y prensa o licúa con un poco de ajonjolí, jugo de limón y sal.

Musaka, la lasaña de los que se portan bien

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Hay pocas cosas como un buen plato de pasta que se prepara con salsa de tomate, carne y hierbas provenzales. Sin embargo, existe una variación a la receta italiana y es de origen griego, se trata de la musaka.

El chiste de este platillo es cortar las berenjenas lo más delgado posible y utilizarlas en lugar de las láminas de lasaña. Una capa de carne molida de cordero, cerdo o res, salsa de tomate con un toque de comino, bechamel, queso y ¡Voilà!

Rostizadas con yogurt griego

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No hay nada mejor para dar sabor a los vegetales que ponerlos al fuego directo y que el humo haga de las suyas con los aromas y sabores.

Lo mejor será utilizar un asador con carbón o leña pero si lo que quieres es una cena rapidita, coloca aceite de oliva sobre una plancha y corta rodajas delgadas de berenjena. Deja que se sellen y tomen color para dar la vuelta.

Termina con yogurt griego o jocoque, algún fruto seco como piñones, cacahuates o almendras y termina con unas gotitas de limón y su ralladura.

En chips, como papas fritas

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Para el monchis de la tarde, las berenjenas se pintan solas. Eso sí, para el siguiente truco de magia necesitarás una mandolina que saque láminas muy finas, es decir, de no más de un milímetro de espesor.

Coloca sobre un papel encerado o tapete de silicón y hornea con un poco de aceite de oliva a 150°C durante 15 minutos. Voltea cada una, sazona y deja otros 20 o hasta que queden delgadas y crujientes.

Como mini pizzas

Berenjenas rellenas de salchicha, perfectas para una cena exprés.

En lugar de hacer una base de harina de trigo, puedes cocinar la berenjena de tal suerte que ella sea el cuerpo de tu pizza. Consigue una de tamaño grande, corta en rodajas o a lo largo y desflema.

Posteriormente, unta un poco de salsa de tomate, déjate ir con los toppings y termina con queso mozzarella o alguno que gratine rico.

Hornea durante 15 minutos a 200°C y disfruta de una cena sin culpa.

En una ensalada tibia

¿Estás harto de comer lechuga solo porque es saludable o porque nomás no encuentras una forma de hacerla lucir? Esta es una gran oportunidad para ti.

Corta en cubitos la berenjena y cocínala en un sartén con aceite de oliva. Deja enfriar y mientras tanto, ármate con los demás vegetales.

Puedes utilizar diferentes hojas como la espinaca, arúgula o todas las variedades de lechuga. Incorpora jitomatitos cherry, arándanos, frutos secos y los cubitos de berenjena ya cocinada. Para aliñar basta con un poco de aceite de oliva y vinagre balsámico.

Una crema de berenjena para el frío

Aprovecha lo que tengas en tu alacena: cebolla y ajo para la sazón; mantequilla y crema para dar textura y la berenjena para cocinar algo espectacular.

Primero desflema a nuestro ingrediente estrella y después sofríe todo en un poco de aceite o mantequilla. Licúa con crema, agrega caldito de pollo, sazona y tendrás una sopa que te abraza con su calor y sabor.

En Nuggets

¿Quién dijo que solo podían hacerse con pollo? Gracias a su consistencia, cocinar berenjenas para hacer nuggets es una excelente opción.

Basta con que las pases por un poco de harina, después por huevo batido y termines con pan molido o panko.

Fríe en suficiente aceite y escurre en un papel absorbente. Acompaña con un poco de salsa cátsup (que puedes hacer tú mismo) o incluso entre panes de hamburguesa.

En una salsa para pasta

El nombre es homenaje a la obra maestra de Vincenzo Bellini llamada Norma.

Cuando la pasta se vuelve una constante en nuestras comidas, lo mejor que podemos hacer es cocinar de una manera innovadora las salsas y la berenjena se pinta sola para eso.

Prepara una salsa de tomate y añade cubitos de nuestro vegetal protagonista, aceitunas verdes, calabacita y un poco de albahaca.

Integra con el fusilli, el penne o cualquier pasta corta y asegúrate de poner suficiente queso para que quede monchosa y deliciosa.