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Los sabores japoneses del Perú

Por Animal Gourmet

Hace unos meses recibí la invitación de un festejo muy original: los 49 años de un amigo peruano que decidió echar la casa por la ventana ya que, según él, cuando cumpla 50 se va a echar a llorar al río…

Con esta gran excusa tuve la oportunidad de ir a Perú, país que tuve la suerte de visitar hace casi 20 años en mi luna de miel. Mis recuerdos de la comida peruana eran muy placenteros, pero esta última visita superó mis expectativas con creces.

Llegué al Hotel B ubicado en la zona de Barranco, la Roma de los chilangos. Al día siguiente, teníamos visita en el Mate, el museo de Mario Testino –también ubicado en Barranco, toda la zona está llena de galerías-, dónde además estaba el mismo Mario tomando un café en la cafetería del museo.

Después de la visita y una buena caminata fuimos al Mercado, el último concepto de Rafael Osterling, chef y dueño del Rafael de Lima y de Bogotá, ¡un crack! como dirían en España. Es un lugar informal con una variedad de ceviches, uno mejor que el otro, carnes y mariscos a las brasas, además de todos los ajíes (chiles) posibles y un pisco sour memorable.

Al día siguiente del festejo salimos al Amazonas desde Iquitos en un barco maravilloso de 24 habitaciones que nos llevó a todo el grupo de extranjeros a un recorrido de cinco días y cuatro noches por el Amazonas peruano. Lo más destacable de esta experiencia no fue ni la flora ni la fauna del recorrido (tristemente nos estamos acabando el pulmón del mundo) sino el barco, la comodidad, el servicio y sobretodo la comida de Pedro Miguel Schiaffino, un chef joven con escuela italiana muy reconocido en Perú y especializado en cocina amazónica; cada comida fue un deleite.

Concluimos el viaje en la Amazonía con varios kilos de más y sin remordimiento alguno

Concluimos el viaje en la Amazonía con varios kilos de más y sin remordimiento alguno. Me quedaba sólo una comida en Lima; tenía muchas recomendaciones y estaba en conflicto ya que para un servidor la parte más importante de un viaje es sin duda la de comer bien y llegar al lugar acertado. En esta ocasión quería ir a un “nikkei”, que es la fusión japo-peruana.

Me recomendaron ir al Toshiro’s, ubicado en San Isidro (la zona residencial más antigua), llegamos tarde, entramos al restaurante que está arriba de un casino, lo cual me empezó a dar mala espina, el lugar vacío y desangelado. Quedaban dos mujeres en la barra y yo con preocupación y ladrando de hambre en mi última oportunidad de un festín limeño.

Vi a un japonés de unos 50’s bajos; me miró y me dijo que sólo nos podían atender en la barra,  que la cocina estaba cerrando. En tono de súplica le dije que veníamos desde México y que teníamos mucha ilusión de comer ahí. El señor, muy sonriente y amable, nos dijo que nos sentáramos; las dos vecinas de la barra (venezolanas) estaban deleitadas y en secreto nos dijeron que era el mismísimo Toshiro quien nos estaba atendiendo, que éramos muy afortunados y que nos dejáramos aconsejar por él. Eso hicimos, probamos alrededor de seis platos, acompañados de un chardonnay peruano que pasaba muy bien (Intipalka). Todo exquisito.

Toshiro's cumple 10 años de estar abierto en un viejo barrio residencial de Lima. // Foto: Vía Facebook.

Toshiro’s cumple 10 años de estar abierto en un viejo barrio residencial de Lima. // Foto: Vía Facebook.

Toshiro, además de ser un señorazo, es cantante e incluso ya grabó un disco. Es un chef excepcional que nos contó su historia: trabajaba en Tokio con Nobu Matsuhisa, uno de los chefs más importantes del mundo y dueño de la cadena que lleva su nombre, trabajaban juntos en Matsuei, un restaurante súper famoso en Tokyo y uno de sus clientes era un nísei (peruano hijo de japoneses) que quería hacer el restaurante japonés número 1 en Latinoamerica; Nobu llegó primero a Lima para conocer la materia prima y después llegó “Toshi”.

Juntos hicieron una mancuerna impresionante: Nobu especialista en sushi y Toshiro en comida japonesa en general, fríos y calientes. Sushi, sashimi, vapores, sopas, guisados, mil variedades de platos.

Toshiro Konishi llegó a Perú hace 33 años, sin saber español

Toshiro Konishi llegó a Perú hace 33 años, sin saber español, con la idea de quedarse tres años en Lima para ayudar a Nobu y después regresar a Japón para abrir su propio restaurante. Dos años y medio después, Nobu se fue a Argentina y Toshiro decidió quedarse, si no cerraba el restaurante.

“En esa época tenía alrededor de 20 empleados, y no había nadie que supiera mucho de cocina japonesa. Ellos querían aprender y yo quería enseñarles. Además me gustó mucho la idea de conocer culturas, materias primas, investigar la costa de norte a sur, los Andes de norte a sur. Y, en tercer lugar, había buenos amigos.”

Cada cosa que nos contaba, las cuales fueron muchas, transmitía su avidez por seguir aprendiendo. Nos contó de Perú, de Japón, de sus visitas a México (le fascina nuestro país) nos habló de la inmensa variedad de pescados y mariscos peruanos y de la variedad de ajíes. De entre los ajíes nos explicó que el “rocoto” es el único ají con semillas negras ¡fue una experiencia gastronómica y humana fuera de serie!

Decidir cuál sería el plato ganador de toda mi estancia en Perú es muy complicado, pero sí tuviera que elegir uno, serían las conchitas con “Maca* rallada, caviar de pez volador y limón”.

Siempre quedan pendientes: probar comida “Chifa” (es la comida china adaptada al paladar peruano), ir a Nazca, volver a Rafael, visitar a “Toshi” en fin…..lo divertido de esto es que siempre hay cosas nuevas y la experiencia es infinita.

*Es una planta andina que se dice que aumenta la fertilidad.