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Leche materna: el primer superalimento en la vida humana

Por Paloma García Castillejos

Si a una mujer embarazada le ofrecieran un producto que asegurara que su hijo en camino estaría protegido contra una gran cantidad de enfermedades, no habría persona que se negara a tal privilegio. La buena noticia es que esto sí existe, se llama leche materna y es completamente gratis.

Platicamos con Daniela Galindo, consultora de lactancia y especialista en nutrición, fertilidad y embarazo para que nos diera un poco de luz en el tema. Resulta que no sólo es una actividad natural del cuerpo, la lactancia provee el primer superalimento que hará toda la diferencia en la salud de un ser humano.

¿Qué tiene de buena la leche materna?

Todo. Y en realidad, el proceso para obtenerla no es tan complejo como de pronto pareciera para las madres de recién nacidos.

Es una realidad que hay factores que dificultan la lactancia como el agrietamiento, el dolor, el riesgo a contraer mastitis o que el bebé resulte bajo de peso. Sin embargo, nos platica Daniela, hay formas de superar las adversidades y que vale la pena completamente.

La leche materna es el primer alimento al que se somete el ser humano y es aquél que formará su sistema inmunológico, así de importante es. Se trata de un tejido vivo con anticuerpos, moléculas cambiantes y nutrientes suficentes para los bebés.

Como todos los ingredientes, contiene grasas, proteínas y carbohidratos; hay algo de magia en élla: por estar viva (es decir, presentar vibraciones y movimiento en un microscopio como sucede con las células de sangre) se adapta a las necesidades de cada bebé.

¡¿QUÉ?!

Efectivamente. Acorde con la temperatura, la salud y la nutrición de cada individuo, la leche materna se ajusta para proveer exactamente lo que necesita. Si el bebé está enfermo se concentra un poco más; si hace calor, será un poco más líquida.

Uno de los mejores componentes que tiene se llama DHA o ácido docosahexaenoico. Forma parte de la cadena de omega-3 y es una grasa esencial para el buen desarrollo cerebral.

En cuestión de sabores, la leche materna es un poco más dulce y cremosa comparada con la de vaca. “Es más del estilo de la de almendras y en realidad sabe rica” nos cuenta Daniela. Aunque claro, cada una es distinta y varía acorde a la alimentación de la mamá y las necesidades del bebé.

El calostro: el primer escudo

Hay tres etapas de la leche materna y cada una tiene funciones diferentes tanto en la mamá proveedora como en el bebé que la va a consumir.

El primero se llama calostro y es un goteo escaso que aparece en el momento del alumbramiento o a veces un poco antes. Este es una bomba de nutrientes que brinda la primera protección y comienza a construir el sistema inmunológico del bebé.

La segunda etapa se conoce como leche de transición, la cual es aquella que, como dicen las abuelas tarda en bajar aunque este sea un proceso completamente normal. Tiene una dosis de nutrientes menos intensa pero también es importante para completar el trabajo que hace el calostro.

En la última etapa sale lo que ya se conoce técnicamente como leche materna madura y esto sucede aproximadamente 72 horas después del alumbramiento. De acuerdo a cómo se estimule la glándula mamaria será el tiempo que dure la producción de leche materna.

Y hablando de esto, la duda de cuánto es adecuado mantener la lactancia siempre genera controversia. La OMS recomienda por lo menos durante los primeros seis meses del bebé y hasta los 24, que su consumo ya no presenta cambios representativos en el sistema inmunológico.

La eterna discusión entre la fórmula y la leche

Es un tema del que se han escrito libros, se han presentado conferencias e incluso realizado investigaciones muy formales. Aunque cuesta trabajo arrancar la lactancia, nunca existirá una fórmula en polvo que se equipare en beneficios a la leche materna.

El motivo es muy sencillo: recordemos que es un tejido vivo que se ajusta a las necesidades del bebé, por lo que es irremplazable por cualquier sustancia creada en un laboratorio.

Además de esto, la periodista Soledad Barruti expone en su libro Mala Leche que la cantidad de azúcares añadidas en las fórmulas pueden llegar a ser un factor crucial para el desarrollo -o no- de enfermedades como el sobrepeso y la obesidad infantil.

Las fórmulas se utilizan como suplemento alimenticio y existen casos en los que ni siquiera son del todo necesarias. Sin embargo, son una alternativa fácil y práctica al momento de tomar la decisión de lactar o no.

Para saber más

Instagram: @daniela.galindo.nutricion