
No todas las variedades de vino se deben utilizar para cocinar pero algunas quedan perfecto en recetas de postres. ¿Pastel de chocolate? ¿Frutas? ¡Sí!

No. No es ninguna aberración utilizar una botella de vino para cocinar, ¡al contrario! es una gran idea y más cuando se mezcla con los ingredientes precisos; un ejemplo claro es cuando nuestra bebida favorita aparece en recetas de postres.
Cuando por fin uno se atreve a cocinar con vino, la pregunta que surge de inmediato es ¿qué variedad elegir?
Es cierto que no todos los vinos se aprovecharán al máximo si se cocina con ellos.
Hablando de los tintos, aquellos que tienen crianza o reserva, por ejemplo, es mejor tomarlos de forma normal pues la mayoría de los aromas que los hacen valiosos desaparecen con el calor.
En contraste, los vinos jóvenes son más frescos y sus sabores frutales empatan mejor a la hora de cocinar con ellos y los sabores permanecerán. Estos son la variedad perfecta para incorporar a tus recetas.
En el caso del vino blanco, hacer recetas de postres con él es toda una delicia en las épocas de calor. Las notas de acidez de los que son secos empatan perfecto con el azúcar de las frutas y equilibran los ingredientes cremosos.

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