
La Guía Michelin anuncia su nueva distinción para el mundo del vino: una, dos o tres Uvas Michelin reconocerán a las bodegas y viñedos más destacados del mundo.

Después de las estrellas para los restaurantes y las llaves para los hoteles, la guía Michelin abrió una clasificación exclusiva para vinos otorgando las uvas Michelin.
El premio tendrá, a excepción del rabito que se sitúa por encima, el símbolo de un macaron nacido en 1926 en Francia con la primera guía de la firma de neumáticos.
La clasificación de vinos, al igual que en restaurantes y en hoteles, tendrá tres escalas, precisó Gwendal Poullennec, director internacional de las Guías Michelin.

La Guía Michelin ofrecerá a los amantes del vino una referencia de confianza a través de las distinciones de Una, Dos o Tres Uvas, además de una selección adicional de viñedos recomendados.
Tres Uvas
Distingue a productores excepcionales. Sea cual sea la añada, los amantes del vino pueden confiar plenamente en los vinos que elabora esta bodega.
Dos Uvas
Distingue a productores excelentes, que sobresalen dentro de su región y entre sus pares, tanto por la calidad como por la constancia de sus vinos.
Una Uva
Distingue a productores destacados, que elaboran vinos con carácter y estilo, especialmente en las mejores añadas.
Recomendados
Reconoce a los productores fiables, seleccionados para una evaluación periódica, que elaboran vinos bien hechos y capaces de ofrecer una experiencia de calidad.
El director de la Guía Michelin indicó que el enfoque de calidad “será coherente con lo que se hace para hoteles y restaurantes” con “un equipo profesional trabajando sobre el terreno, cuya independencia se garantiza porque todos serán, y ya son, empleados a tiempo completo del Grupo Michelin”.

Los criterios de evaluación serán cinco: calidad agronómica, maestría técnica, identidad de los productores, equilibrio de los caldos y constancia.
El primer criterio, es la calidad de los ingredientes y la calidad del producto. “Es el fruto del trabajo en la viña, con especial atención a “la calidad de su suelo, a la salud de las vides, a la elección de las variedades de uva correctas y al cuidado constante, destacó Poullennec.
El segundo criterio será la experiencia, la profesionalidad y el dominio en el proceso de transformación de la uva en vino. “Hablamos de toda la técnica de vinificación, que debe ser precisa y estar bien dominada para producir vinos puros”, dijo.
El tercer criterio es el gusto o equilibrio: el equilibrio en el vino entre el dulzor, los taninos, el alcohol … es la promesa de armonía, añadió.

Y el último punto, concluyó, tiene en cuenta la regularidad o la consistencia porque “para apreciar el rendimiento de una finca, no se puede simplemente observar en un momento determinado; el vino necesita tiempo”.
La primera selección se presentará en 2026 y tendrá como punto de partida Burdeos y Borgoña, dos regiones emblemáticas del vino mundial, elegidas por su peso histórico, su diversidad y su proyección internacional.
A partir de ahí, la Guía Michelin prevé ampliar progresivamente esta nueva clasificación a otras regiones vitivinícolas del mundo.