Hay momentos en la vida donde el tiempo se detiene y solo existe un cúmulo de sensaciones de placer y gozo. Muchas veces suceden con un buen taco de carnitas y, en la Ciudad de México, generalmente el lugar es la taquería Los Panchos.
1945 dice el toldo verde de la entrada en la matriz de la colonia Anzures. 75 años de saciar antojos, curar crudas, ahogar las penas o simplemente completar el paseo del domingo. Es un espacio que está lleno de historias de una familia que llevó al olimpo gastronómico al cerdo confitado estilo Michoacán y ahora lo plasma en un libro que bien vale la pena la hojeada -y la compra-.
Un libro que nos sabe a taco de surtida
La pandemia nos sirvió para entender que tenemos que hacerle de todo. Entramos vendiendo carnitas y aquí estamos vendiendo libros. Con ese mensaje de resiliencia arrancó su presentación Francisco Cheschitz en la celebración de los 75 años de la taquería Los Panchos.
Son páginas que cuentan el origen del restaurante y su transformación a lo largo del tiempo. En ellas se plasman las imágenes cotidianas del restaurante: gente que entra y sale; manteca que borbotea y cuece despacito; sabores que se gestan en la cocina y que han mantenido con vida a este proyecto gracias al talento de la chef Mariana Guadarrama.
El libro posando con las cervezas conmemorativas (que también puedes probar en Los Panchos) // Foto: Paloma García Castillejos
No solo eso, las recetas más entrañables que han llenado las mesas del número nueve de la calle de Tolstoi en la Anzures también se comparten mediante sus páginas para llevar lo mejor de Los Panchos a las casas.
Con chilitos en vinagre o vestidas con jardín y salsa verde cruda, las carnitas son el epicentro de una historia que se cuenta y se antoja en el libro conmemorativo. No fue un camino fácil, la edición comenzó en 2019 y se frustró momentáneamente por la crisis sanitaria; hoy el esfuerzo rinde fruto y el tiraje de 2,000 ejemplares ya está a la venta en la matriz y algunas sucursales.
Alejandro Escalante -conocido por su libro La Tacopedia– y Pedro Reyes, aficionado de todo lo que pueda ponerse entre tortillas, también colaboran con sus textos en esta historia. La edición y los textos complementarios corrieron a cargo de Culinaria Mexicana.
La historia que merece ser contada
Cuando los abuelos de Francisco Cheschitz -actual dueño del negocio- llegaron a la Ciudad de México desde Santa Clara del Cobre, Michoacán, no tenían ni la menor idea de que terminarían vendiendo carnitas. Lo que sí sabían, según la crónica de Mariana Castillo del libro conmemorativo, es que querían ser hospitalarios en su casa y recibir amigos con comida sabrosa.
Foto: Facebook
Primero les pidieron carnitas para 30, luego para 40, después para 50, y así nació todo. Y a partir de ahí el Club Pancho, hoy conocido como Restaurante Los Panchos se convirtió en una parada obligada para todo aquel que se sienta seducido por el aroma a manteca y el maravilloso placer que genera un taco de surtida con cuerito.
Aquí el menú gira en torno al cerdo y una de las especialidades más aclamadas son las petroleras, gorditas rellenas de maciza o chicharrón que ganaron su nombre por ser un antojito que hicieron famosos los oficinistas de la Torre de Pémex en los años 70.
No podemos dejar pasar la sopa de tortilla, el molito poblano y el pastel de elote. Cada uno de ellos con su encanto satisface todos los antojos.
Setenta y cinco años pasaron y los mismos motivos mantienen vivo el negocio. En sus mesas se han sentado personalidades de todas las índoles y hasta el más quisquilloso chef alaba la sazón que se gesta en los cazos que hoy menea Mariana Guadarrama.
