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Cocineros: Yuny Legorburo de La Ruta de la Seda

El pan se elabora con cuatro ingredientes: harina, agua, levadura y sal. Pero son muchos más los elementos que se requieren para ser un gran panadero. Podemos hablar de dedicación, paciencia, perseverancia y liderazgo, características que tiene la cabeza de La Ruta de la Seda, Yuny Legorburo.

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La historia de Yuny y su relación con los ingredientes nos regresa a una granja en Cuba, su país natal. Ahí aprendió el valor de una buena mantequilla, a percibir los aromas de los guisos y a ver la vida como una obra de arte.

El punto de partida de La Ruta de la Seda

El camino la trajo hasta México, pero el motivo estaba muy lejano a los hornos todavía. Una de las primeras pasiones de Yuny es la historia del arte y su especialidad, el oriente. De ahí el nombre de La Ruta de la Seda: este espacio de convergencia de culturas y de encuentro.

Entre la academia y la vida en familia, se le presentó la oportunidad de emprender un negocio de repostería. La motivación para ella fue el lugar: un pequeño local con vista a un maravilloso parque en Coyoacán.

La Ruta de la Seda comenzó con vocación a la cocina dulce pero poco a poco fue migrando a ser un lugar para tomar buenos tés y por supuesto, comer pan bien hecho.

Los ingredientes son la clave en la producción de todo lo que sale de sus hornos: mantequilla orgánica, las más cuidadas harinas y las especias más aromáticas.

A partir de un sueño con aroma a levadura comenzó lo que ahora es un equipo real de más de 20 personas que cada día llevan a las mesas de los dos locales de La Ruta de la Seda los mejores panes y postres del sur de la ciudad.

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