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El color del vino (y los secretos que esconde)

Por Animal Gourmet

Cuando una persona tiene el rostro ruborizado, pálido o verde, créanme, siempre significa algo… Así en el vino.

Los colores en el vino nos pueden indicar infinidad de cosas, desde el tipo de uva con el que están hechos, su método de elaboración, el gusto que tiene, hasta su edad aproximada.

Empecemos por el principio. Tinto, blanco o rosado. Así como los seres humanos, las uvas también tienen cualidades físicas que incluyen uno de los rasgos más importantes en la vitivinicultura: el tono de la piel, donde yace el color derivado de los compuestos fenólicos y los antocianos. Para resumir todo esto, hay una regla de oro que compartió conmigo un querido maestro, la cual dice:

A mayor color, mayor amargor”

Las uvas blancas darán vinos blancos que irán desde los tonos prácticamente incoloros, pasando por el amarillo paja, los destellos verdosos y los destellos dorados de acuerdo al tono de la piel del fruto con el que está hecho y al proceso de envejecimiento por el que ha pasado el vino. De forma práctica y generalizada, los vinos con tonos verdosos o amarillos vivaces, que además posean buen brillo, tendrán buena acidez. Aquellos cuyas notas de color vayan más hacia un dorado resplandor indicarán que muy probablemente el vino fue añejado en barrica, o bien si más que dorados tienden al cobrizo, que posiblemente no haya que tomarse ese vino que ya está oxidado.

Los vinos rosados pueden estar elaborados únicamente con uvas tintas, o bien, con uvas tanto tintas como blancas. La intensidad de su color, como hemos visto, dependerá del tipo de uva pero también, en este caso, de cuánto tiempo se deje el mosto (jugo de uva) reposando con las pieles. Sus tonos irán desde el rosa pálido hasta el marrón, pasando por los colores frambuesa, fresa, grosella y salmón.

En los tintos existe una gran variedad cromática que se vuelve aún más compleja de acuerdo a la zona geográfica y otras variantes que afectan a las uvas. Sin embargo, aquí hay también generalidades que nos pueden ayudar a comprender mejor el color; una de ellas es que la gran mayoría de uvas tintas aptas para vino tienen la piel entintada, pero no su interior. Es decir, la pulpa del fruto es de color claro, casi transparente.

Las uvas de piel más gruesa, por ejemplo la cabernet sauvignon, aportarán gran intensidad de color. Otras de piel delgada como la pinot noir resultarán en vinos más delgados, de colores más diáfanos. Todo ello por supuesto irá íntimamente ligado a los procesos de maceración en los cuales, entre más tiempo se dejen las pieles en contacto con el jugo de la uva, más color se extraerá.

Para finalizar, en cuanto a la edad del vino, aquellos más jóvenes tendrán colores más profundos e intensos con tonos que van desde los azules al púrpura, ya que al pasar los años los antocianos se van precipitando al fondo de la botella quedando así vinos de colores más sutiles, que además por la presencia de oxígeno (aunque sea mínimo) toman notas color ladrillo.

Y a ti, ¿qué color de vino te va?

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*Fabiola de la Fuente estudió Gastronomía en el CESSA así como Antropología de la Alimentación en la ENAH y otras especialidades en Creación literaria, vinos del mundo y producción editorial. Cuenta con mas de 12 años de carrera en periodismo gastronómico escribiendo y editando diversas en publicaciones tanto impresas como en internet (Bon Vivant, Restaurantes de México, Gastronómica, Restaurantes Gastronomía y Vino, Cocina Saludable, revista elgourmet.com, Martha Stewart’s Everyday Food y Food and Travel) así como con presencia en radio y como comentarista de vinos, gastronomía y viajes en Barra de Opinión de TV Azteca. Fundó la empresa Gourmetrópoli y el sitio web www.vinoparamortales.com, dedicados a la difusión de la gastronomía y el vino de forma sencilla, didáctica y divertida. Da conferencias y talleres del gusto en diferentes partes del país.