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Reducir el consumo de carne, pieza clave en la lucha contra el cambio climático

Por Mariana Toledano

Reducir el consumo de carne, es vital para frenar el cambio climático, advirtieron científicos y centros de estudio en Francia. Esto se debe a que las emisiones anuales del sector ganadero  —tomando en cuenta vacas, ovejas pollos y cerdos— son equivalentes a las emisiones que produce la quema de combustibles fósiles de todos los autos en circulación del mundo.

Es  decir, de acuerdo con los cálculos del Centro de Estudios de Políticas Públicas  Chatham House, realizados con datos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), tanto el ganado como los automóviles equivalen, cada uno, al 15% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero.

Según datos de  Animal Político, el instituto convocó a incluir en la agenda de la vigésimo primera Conferencia de las Partes (COP 21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático, efectuada en París, Francia, el tema de patrones de consumo de carne del mundo, ya que de acuerdo con estudios de la Universidad de Estocolmo, es imposible mantener la temperatura del planeta por debajo de los dos grados C si conservamos nuestra dieta actual. 

Antony Froggatt, investigador del departamento de Energía y Medioambiente de Chatham House, explicó que para evitar el cambio climático es necesario disminuir los niveles actuales de 49 giga toneladas de dióxido de carbono a 23 para el año 2050, lo cual es casi imposible ya que tan el sector ganadero por sí mismo implicará 20 de las 23 giga toneladas de dióxido de carbono que podremos emitir por año, lo que deja 3 para el resto de las actividades globales.

Las altas cantidades de metano, óxido nitroso y dióxido de carbono son emitidas por toda la cadena de valor: producción de cultivos, producción de alimento y forraje, maquinaria, calefacción, refrigeración, empaquetado y transportación, así como los gases de los procesos digestivos de los animales y su estiércol.

Aunque las emisiones vinculadas a ovejas, vacas y cabras son mayores que las producidas por pollos y cerdos, en general, los gases de efecto invernadero son mucho más altos que los de una dieta basada en frutas, legumbres, vegetales y cereales. Esto es, la carne de res emite hasta ocho veces más gases que el pollo y siete veces más que las frutas y verduras.

Sin embargo, este tema no ha tenido mucho efecto en la comunidad internacional de acuerdo con el centro de estudios, por ello solicitó que luego de la COP 21 de París, el problema sea debatido en la agenda de la Convención Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático como una de las claves para frenar el calentamiento global.

Lee los detalles en Animal Político.