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Las cápsulas de café, un invento que revolucionó el siglo XXI

Por Animal Gourmet

Ir a la cafetería de nuestra elección, formarnos para pagar y después para recibir nuestro café en un día ocupado se vuelve un lujo, por el dinero y por el tiempo. Esta es, tal vez, la razón del éxito de las cápsulas de café y las marcas que las venden.

El invento de las máquinas de café se le atribuye a un italiano, Luigi Bezzera, quien descubrió que si se inyectaba un poco de presión al agua al momento de preparar café, la bebida sería más cremosa y concentrada; así surgieron las primeras máquinas para preparar un espresso.

Pero no fue sino hasta el 2001 que Dowbe Egberts –una empresa de Países Bajos dedicada a la comercialización de productos de café, té y tabaco- en colaboración con Phillips, la empresa internacional de tecnología, crearon las cápsulas de café para su máquina Senseo, una cafetera que revolucionaría la preparación del café.

¿Cómo es el café que tienen dentro?

Existen diferentes tipos de cápsulas y de marcas, pero la manera de hacerlas es muy similar en todas.

Para comenzar, el café que se utiliza es una mezcla de robusta y arábica, es decir, tienen una mediana calidad.

El molido es muy fino debido a que entre más grueso se hace tiene menor contacto con el agua, mientras que con el molido fino se puede obtener más sabor. Al tener poca cantidad de café y poco tiempo de contacto con el agua, el molido y el tostado son fundamentales.

El tostado del café es fuerte para compensar la poca cantidad contenida en una cápsula; esta característica le brindará un sabor aceptable.

Las cápsulas, según la marca, contienen entre 5 y 7 gramos de café envueltos en un filtro similar al que se utiliza para los sobres de té. En algunos casos, incluso se puede lograr una taza de ristretto, el café más concentrado, debido a la proporción menor de agua.

Además de café, las cápsulas también pueden contener leche en polvo o chocolate, esto para tener una taza de latte o mocha.

Las cápsulas

Este es, quizá, el tema más polémico con esta manera de hacer café. No nos referimos a que el aluminio, por ejemplo, transmita propiedades tóxicas al café, porque en estudios recientes se ha comprobado que si bien puede ser cierto, la cantidad es demasiado baja para el organismo, por lo tanto no lo daña. Nos referimos a que una cápsula de café pesa en promedio 3 gramos y en el mejor de los casos contiene 7 gramos de café, esto significa que por cada taza estaríamos produciendo un 30% de basura.

Aunque hay campañas por parte de las empresas para buscar el reciclaje del aluminio o plástico que se desecha al utilizar las cápsulas, estos dos materiales tardan años en degradarse si no tienen un proceso de reciclaje correcto.

Además de que una vez usadas, las cápsulas no tienen un lugar correspondiente en la basura. Por una parte tienen el café envuelto en un filtro que no se puede vaciar al orgánico y el reciclable tendría que ir sin residuos del café. Una decisión difícil a menos de que sea un consumo consciente.