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Tradición alfarera: las cazuelas moleras de 4 asas de Tlayacapan

Por Por Carmina Jure para Barro Aprobado

Margarito Dorantes Sánchez, alfarero de Tlayacapan, Morelos y cabeza de la familia Dorantes Sánchez, es uno de los 7 alfareros que quedan en su comunidad que tiene el conocimiento y la habilidad para elaborar las famosas cazuelas moleras de 4 asas.

Estas piezas artesanales, también conocidas como cazos de arroba, son utilizadas principalmente en las fiestas patronales, bodas, bautizos y grandes eventos. Su origen es Tlayacapan pero también se usan en las comunidades cercanas.

Con las manos en la masa: las cazuelas de 4 asas

cazuelas 4 asas tlayacapan

Don Margarito comenzó a fabricar estas grandes cazuelas hace aproximadamente 7 años cuando heredó el molde de uno de sus tíos.

El proceso de producción de una cazuela molera le lleva a Don Margarito un poco de más de 2 horas; todo empieza desde que muele su barro, lo prepara, hace su tortilla y la lleva al molde para darle el toque final con su gran habilidad como artesano al integrarle el filo y las 4 asas.

Las cazuelas tienen un peso aproximado de 35 a 37 kilos, dependiendo del grueso de la misma y una capacidad de aproximadamente 95 litros de agua; esto equivale a que en esas grandes cazuelas se pueden cocinar 12 kilos de mole para un evento.

Aparte de utilizarse para el mole, se usan para cocinar los frijoles gordos que en la región se conocen como ayocotes. Estas grandes cazuelas se utilizan también para preparar atole y para evitar que éste tome los sabores o la grasa de otros guisos, se le dispone una olla especial para el atole. 

Las ollas son piezas artesanales emblemáticas en el carnaval de Tlayacapan, pues en ellas se cocina pozole, caldo de panza y caldo de camarón, platillos típicos de esas celebraciones.

Don Margarito cuenta que, para poder dar un uso adecuado a los cazos de arroba, es necesario dejar que se calienten muy bien, después echarles el aceite o la manteca y una vez que la olla empieza a humear el barro queda listo para usarse.

Tradición que no daña

Todo el proceso de elaboración de estas piezas se realiza libre de plomos ni barnices tóxicos. De este modo, la salud de las personas que comen lo que se cocina en ellas tienen la certeza de que su comida es inocua.

Además de esto, Margarito colabora con Pure Earth México, una organización que capacita artesanos y les da mejores herramientas para hacer su trabajo.

Cuando visites Tlayacapan recuerda buscar el taller de la Familia Dorantes, pues sus cazuelas moleras de 4 asas son las más resistentes, tradicionales y además son libres de plomo.