Imagínate un guisado con textura similar a los frijoles de olla o lentejas, pero sin las legumbres. Un potaje espesito y lleno de sabor que se hace en el norte de México durante la temporada de Cuaresma. Eso son los chicales: chile colorado, granos de maíz, tomate y especias que hacen algo muy reconfortante.
También le llaman así a una variedad de hormigas comestibles que se capturan en la sierra de Puebla que en Oaxaca se conocen como chicatanas. Sin embargo, hoy nos enfocaremos en contarte sobre el guisado más esperado de abril y mayo en la Sierra Tarahumara.
De acuerdo con Larousse Cocina, esta tradición rarámuri consiste en cocinar granos de elote que se secan al sol por lo menos cinco días y eso asegura su conservación. Para suavizarlo y prepararlo, se remojan en agua y adquieren una textura como de maíz quebrado.
Aunque en estados como Chihuahua suelen comerse durante todo el año, es un platillo tradicional de Cuaresma ya que no tiene ninguna proteína animal pero es sustancioso y económico.
En Michoacán también existe una interpretación de los chicales aunque ahí más bien son conocidos como chacales. Utilizan maíz rojo y negro que también se seca al sol y se cocina en agua hasta reventar. La diferencia es que después de esto, se hierven con piloncillo y adquieren un sabor más dulce.
Aunque parezca tedioso, es fácil cocinar chacales en casa. Puedes conseguir los granos de maíz seco y remojar durante toda la noche.
Para cocer los chicales
Para la salsa