La primavera y un árbol de la familia de la yuca son responsables de producir un ingrediente por demás especial en la cocina centroamericana. Se trata de la flor de izote que, con sus blancos colores y su tenue sabor, ameniza toda suerte de tacos, tamales y guisados.
En el abundante mundo de las flores comestibles, esta es una de las más comunes aunque es importante consumirla cuando está tierna porque al madurar se vuelve amarga.
Se prepara en casi toda la República Mexicana además de Guatemala y Belice. Además, es el símbolo patrio de la República del Salvador así que además de tener usos culinarios tiene una gran relevancia cultural.
De acuerdo con el Diccionario Enciclopédico de la Gastronomía Mexicana, sus usos y preparaciones dependen completamente del territorio; sin embargo, hay algo en común: es comida de cuaresma pues la planta de yuca florea justamente en esta temporada.
Si bien en el centro y la Huasteca se suelen capear para servirse con caldillo de tomate, en lugares como el Estado de México se fríen para acompañar al chorizo.
En Hidalgo, específicamente en el Valle del Mezquital, es un ingrediente muy aclamado. Además de la preparación con caldillo de tomate, es común encontrarla en el huevito revuelto de la mañana con una salsa aromatizada con chile guajillo y comino.En Orizaba y Córdoba, Veracruz, se incluyen en texmoles, se combinan con frijoles y se hacen en tamales y tortitas de huevo.
Si vas por el mercado y los encuentras, no dudes en comprar una bolsita pues en realidad es un alimento accesible en precio y rendidor. Te compartimos una rececta para que sepas cómo disfrutarlos:
Para el caldillo
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