Yique: el tesoro mejor guardado de la tradicional cocina mixteca 

El yique nació en los fogones mixtecos, una preparación de maíz quebrado, chile costeño, especias y carne de chivo, borrego o res que enaltece los sabores de una cocina ancestral. 

Yique: el sabor puro y auténtico de La Mixteca

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Originario de Tejúpam de la Unión, en Oaxaca, este platillo forma parte de las mesas festivas de la región, donde el maíz no solo alimenta, sino también reúne.

También conocido como “masa de chivo”, “yiqui” o “atole de masita”,  es una de las recetas que se resisten al olvido. Su lenta cocción esconde el pulso de una tierra que todavía cocina con paciencia y memoria. 

El legado ancestral de Oaxaca se puede ver en un tazón, una suerte de estofado donde el maíz quebrado se transforma con el fuego en casi un ritual. A menudo se acompaña con barbacoa e hígado.

Pero su esencia vive en el chivo, una carne tierna con abundante grasa que al hervir, perfuma el aire de la gran Mixteca.

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¿Cómo hacer yique oaxaqueño?

Ingredientes:

• 500 grs maíz quebrado
• 2 kg de carne de chivo o borrego
• 8 chiles costeños
• 8 chiles de árbol
• 1 cebolla
• 3 dientes de ajo
• 200 grs manteca de cerdo
• 1 rama de hoja de aguacate

Preparación:

1. Tritura el maíz en el molino.
2. Lava los granos quebrados de maíz para quitar la cáscara.
3. Por otro lado, en un comal pon a tostar los chiles, cebolla y ajo
4. Una vez cocidos, triturados en una licuadora junto con un poco de agua caliente y sal.
5. Añade el maíz lavado a una olla grande, incorpora agua, manteca, chiles triturados y sal.
6. Incorpora una rama de hoja de aguacate.
7. Pon a cocer a fuego bajo por al menos 3 horas.
8. Sazona la carne con aceite, pimienta y sal.
9. Cubre con papel aluminio.
10. Pon a cocer en el horno a 120°C por al menos 5 horas.
11. Sirve una porción de yique junto con un carne desherbada.

Como parte de la cocina tradicional mixteca, el yique es un secreto bien guardado.

Uno que se comparte en silencio, un platillo íntimo que sólo conocen algunos, guardado del mundo moderno como un tesoro que no busca venderse. 

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