Así es. No necesitas gran cosa para ponerte guapo con el postre y cocinar una receta sencilla y lucidora de créme brûlée. Prepara el mandil y el batidor de globo para el mejor antojo dulce de tu semana.
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Elegante pero fácil, así es la receta de créme brûlée
No te vamos a mentir. Por más sencillo que sea preparar una créme brûlée, hay algunas mañas que debes controlar. La primera es que la mezcla no sepa a huevo.
Esto lo logras con una batidora muy eficiente o con un brazo campeón que mueva el globo enjundiosamente.
La primera parte de la receta consiste en blanquear las yemas con un poco de azúcar y para evitar ese molestísimo sabor, debes convertir aquella mezcla blanca y granulosa en algo más bien pálido y cremoso.
El segundo secreto de una buena receta de créme brûlée es la crema. Como tampoco queremos que sea un postre neutral y aburrido, lo mejor será que la infusiones con vainilla -o la especie de tu elección- un buen rato ‘para que amarre’.
El horno es otro factor importante. No te olvides de cocinarlos a baño maría, de modo que el calor se distribuya parejo en todos tus preciosos ramequines. Procura que la temperatura no supere los 150°C y apaga cuando veas que se esponjaron.
No te frustres si se bajan, no son soufflé. Deja enfriar en el refri y ahora sí, manos a la obra para hacer lo más delicioso de este postre: la costra.
Entendemos que no tienes por qué tener un soplete en casa, aunque sí lo tienes, tendrás el camino a crujientilandia mucho más fácil. Te explicamos cómo hacer esa textura maravillosa con algo tan simple como una cuchara caliente.
La capa de azúcar debe ser delgada, de tal suerte que no tengas problemas a la hora de comer tu tan esperado créme brûlée. ¡Que te aproveche!
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