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Los sabores de Cuba

Por Animal Gourmet

Hay dos maneras de descubrir la gastronomía cubana: como nativo o turista; pesos cubanos o en CUC (pesos cubanos  convertibles que equivalen alrededor de un dólar).

La primera opción no sólo es más económica, sino que también ofrece la oportunidad de saber cómo se vive, o sobrevive, en uno de los países más polémicos de América Latina.

Elegir dónde comer vaya que sí es democrático. En cada esquina existe una gran variedad de “paladares”, así se le llama a los restaurantes privados que se encuentran dentro de una casa, y que a partir de 2011 el estado les permitió expandirse y contratar personal. Algo muy similar ocurre con el hospedaje, los cubanos pueden rentan habitaciones de sus casas o departamentos a los extranjeros a precios verdaderamente accesibles.

La gastronomía criolla en su mayoría está conformada por plátano, aguacate, yuca, frijoles, arroz y pollo, pescado muy poco a pesar de que Cuba está rodeada de mar, ¿dónde está el pescado?, en los bufet de los restaurantes de los hoteles, largas mesas con gran variedad de comida que ningún isleño promedio vería jamás en su vida.

El arroz congrí, con frijoles negros, no tiene mucha ciencia pero sí mucho sabor. // Foto: Especial.

El arroz congrí, con frijoles negros, no tiene mucha ciencia pero sí mucho sabor. // Foto: Especial.

De ahí nace la famosa frase que tanto repiten los meseros de los “paladares” y las amas de casa: “pollo por pescado”, que significa que has prometido traer pescado para la cena, pero no hay. Así que comes pollo fingiendo que es pescado.

De los platillos que más disfruté se encuentra el arroz congrí, que en México se le llama “moros con cristianos”. No tiene gran ciencia, pero sí mucho sabor. Es el arroz blanco bañado en caldo de frijol negro. Una señora me explicó que también es un platillo muy tradicional en la época navideña y lo acompañan con carne de cerdo.

En algunos paladares el arroz congrí lo sirven con chicharritas, que son finas rueditas de plátanos o malanga –papa dulce- dorados en manteca de cerdo con un poco de sal.

La ropa vieja es otro de los platillos de mayor tradición en Cuba, pero no pude probarlo a pesar de que aparecía en todos los menús de los “paladares”, pues la carne de res se vende en casas privadas, si sabes qué puerta tocar.

En Cuba tampoco es regla de oro entrar a un “paladar” a comer. Lo puedes hacer mientras caminas por los edificios que alguna vez fueron bellos y que ahora parecen desmoronarse con el aire tropical. Ventanas de casas en ruinas convertidas en cafeterías improvisadas. Familias que venden sándwiches o pizzas de jamón y queso en pesos cubanos.

La sed tampoco es problema. Aunque tienen su propio refresco de cola como la Cuba-Cola, y sus cervezas, si quieres pagar en pesos cubanos puedes tomar un guarapo –jugo de caña- por dos pesos cubanos o un batido de guayaba o mango por cinco pesos cubanos, menos de un CUC.

En la isla la comida rápida estadounidense que ha invadido y engordado al mundo no existe, lo que ha contribuido a que Cuba no se encuentre entre los diez primeros países de Latinoamérica con índices de obesidad más altos.  Además aquí el ejercicio es una necesidad, porque la falta de transporte obliga a las personas a caminar o andar en bicicleta varios kilómetros diarios para poder llegar a tiempo a la escuela o el trabajo.