El senador perredista por el DF, Mario Delgado, hace un recuento de aquellos platillos que le traen memorias de su infancia en Colima, su estado natal, y nos cuenta de su perspectiva del futuro de México eso sí, en términos de cocina.
¿Cuál ha sido su trago más amargo en la política? Averígualo en esta entrevista que Animal Gourmet le hizo al ex titular de la Secretaría de Educación del DF.
¿Su primer referente en la cocina?
Tacos de nata. Yo viví en Colima y la leche es bronca, directa de la vaca, entonces la tienen que hervir para que no se eche a perder y cuando la hierven se le hace una nata. Esa nata es muy rica, me acuerdo que nos peleábamos en mi casa para ver a quien le tocaba los tacos de nata en la noche por que te alcanza para un taco o dos.
¿Platillo favorito que evoque memorias?
Todos mis referentes de cocina son de Colima. El pozole estilo Colima, que es un poco distinto porque no es caldoso, es más seco. Me acuerdo que en todas las piñatas de cumpleaños de chavito lo que daban en Colima era pozole. Con el pozole cocinado de esa manera me recuerda mucho las piñatas y las fiestas de cumpleaños de cuando yo era niño, mías y de mis hermanos.
¿Restaurante favorito en México?
¡Híjole! Es que hay muchos, ¿no? A ver deja ser como muy just: El Cardenal del Centro.
Cuando viaja, ¿cómo es su experiencia gastronómica, le entra al ‘street food’?
Lo que trato de buscar es el platillo del lugar. No ir a restaurantes internacionales, sino buscar cual es lo típico y cuál es el lugar más original para comer.
¿Frito o a la Plancha?
A la plancha.
¿Cocinar o comer?
¡Jajaja! ¡No, pues comer!
De entre sus múltiples giras, ¿qué es lo más raro que ha comido?
En China y honestamente no sé exactamente que comí, jajaja. Era una cosa muy extraña, demasiado exótica entonces. Prefiero no preguntar que comí; prefiero no saber.
¿Dulce o salado?
Dulce.
¿Restaurante bueno para la grilla?
Cuchilleros, está enfrente al Senado, ¡imagínate!
¿Qué relación encuentras entre la política y la comida?
Que hay mucha comida chatarra, jajaja. Hay comida muy natural, muy original, con ingredientes sanos y también te encuentras, con mucha frecuencia, comida chatarra.
Comparado con el grado de cocción de una carne, ¿cómo está la democracia en México?
Está en término medio, pero echándonos a perder.
¿A qué le saben las reformas estructurales que han sucedido y que le falta?
Me saben cómo a un trago de limón con sal, muy amargos…
¿El plato más amargo de la política?
Cuando ves que están sirviendo el menú equivocado, el que sabes le va a hacer daño a toda la población.
¿Es cierto que en la política hay que comer sapos y seguir sonriendo?
Sí, sí. Con mucha frecuencia.
¿Cuál es el postre de su vida política?
Un programa que me tocó hacer en el GDF que se llama Prepa Sí, que era darle beca a 200 mil estudiantes de preparatoria para que no abandonaran sus estudios. Ese programa creado cuando dirigía la Secretaria de Educación del DF permitió que esos 200 mil estudiantes continuaran con sus estudios.
En política, ¿se come solo o acompañado?
Acompañado.
¿Cuál fue tu trago más amargo en la política?
Es que luego aprendes ¿no? Y se vuelven menos amargos, pero yo creo que fue la Reforma Energética porque ves el daño que le va a hacer al país. Me puse a estudiar mucho ese tema y se me hace una cosa que no le va a ir nada bien a México.
No haber podido detener la Reforma Energética es mi trago más amargo.