La última moda entre los sibaritas adinerados son los vinos encontrados bajo el mar, en naufragios, ya que además del valor histórico que representan adquieren caracterÃsticas sensoriales especiales. Esto se debe a que curiosamente estos caldos conservan y, en algunos casos, mejoran sus propiedades por lo que son aptos para beberse aún siglos después del naufragio, lo que también los ha vuelto objetos de estudio para nuevas prácticas enológicas.
Las escandalosas cifras ofrecidas en subastas por estos vinos náufragos han llegado hasta los 275 mil dólares, cantidad pagada por un lote de champaña Diamant bleu de 1907, de la Casa Hiedsieck, cuyo destino original era la cava del Zar Nicolás II de Rusia. El burbujeante elÃxir viajaba a bordo de un navÃo sueco hundido en 1916 por un torpedo alemán durante la Primera Guerra Mundial.
Otro rescate bien remunerado fue el de una viuda que permaneció 200 años bajo las gélidas aguas del Báltico. La botella de Veuve Clicquot, que data de principios de la década de 1840, fue encontrada en 2010 a bordo de una goleta hundida frente a las islas Aland de Finlandia. La subasta se realizó en Marieham, Aland, y los 30 mil euros recaudados por la botella rescatada fueron utilizados para la conservación marina del mar Báltico.
Actualmente, gracias a estos descubrimientos submarinos, son varias las casas vinÃcolas del mundo que están experimentando el añejamiento de sus caldos bajo el mar.
Entre los primeros en aventurarse a investigar sobre las propiedades de la guarda bajo el océano está un trÃo de franceses conformado por el vitivinicultor Bruno Lemoine, el criador de ostiones Joel Dupuch y el fabricante de barricas Pierre-Guillaume Chiberry. La metodologÃa consistió en guardar el mismo vino de Burdeos del año 2009 (que ya habÃa recibido añejamiento previo de dos años) en dos pequeñas barricas de roble francés de 56 litros y almacenarlas durante seis meses en lugares distintos; una bajo las frÃas aguas del Atlántico francés, en la BahÃa de Arcachon, y otra en la cava de Chateau Larrivet Haut-Brion, la bodega de Lemoine.
Los resultados fueron sorprendentes. El vino añejado en cava no presentó ningún cambio extraordinario, sin embargo, el caldo submarino mejoró dramáticamente sus cualidades organolépticas presentando un sabor sutilmente salino que de acuerdo al experto catador Bernard Burtschy saca lo mejor de los taninos.
De acuerdo a las pruebas de laboratorio, el vino sà presentó modificaciones importantes ya que además de perder un poco de alcohol, también su estructura cambió gracias a un proceso de osmosis que se llevó a cabo por el ambiente al que fueron sometidos los barriles.
Hoy en dÃa varias casas vinÃcolas ofrecen vinos náufragos que se sumergen durante meses una vez embotellados, lo cual se asegura también mejora las caracterÃsticas del caldo por las condiciones de luz, temperatura y presión atmosférica. Algunas de ellas son: Bodega Mira, de Napa Valley, California; Bodega Bisson, de Chiavari, Italia; Château Champs des Soeurs y Abaye Sainte Eugenie de Languedoc, Francia; Espelt Vinicultors, en Gerona, España (elaborado en colaboración con el restaurante El Bulli); Garum Submarino de Bodegas Luis Pérez, en Jerez, España (este guardado bajo el mar en ánforas) y Crusoe Treasure, de Bajo el Agua Factory, en Bilbao, España. Esta última asesorada por el Laboratorio Submarino de envejecimiento de Bebidas de España.
Ya lo sabes, si quieres estar a la última moda en cuanto a vinos se refiere, pero no cuentas con miles de dólares en la cartera para entrarle a una subasta de caldos rescatados de antiguos galeones, puedes adquirir algunas de estas botellas submarinas que tal vez no tengan tanta historia pero que de cualquier forma causarán mucha expectativa entre tus invitados.
Crusoe Treasure Historia from Crusoe Treasure on Vimeo.