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Switchel: los hípsters tienen una nueva bebida

Por Animal Gourmet

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Barba de varios días o directamente hasta el pecho, zapatillas de marca, aspecto desaliñado pero cool… Los hípsters no se han quedado contentos con reunirse en sus locales de moda y marcar tendencia, sino que ahora cuentan con un nuevo ingrediente para la tribu: su propia bebida.

Sí, que nadie se imagine extrañas combinaciones de Gatorade o zumos saludables. Este movimiento social parece resistirse al paso del tiempo y pervive con nuevos tótems que hacen imposible que no giremos la cabeza al paso de ese look tan alternativo. La bebida es el Switchel, y ha comenzado a hacer furor en los locales de moda de Brooklyn, la cuna del hipsterismo.

Pero… ¿qué es el Switchel exactamente? Se trata de una bebida que nació en el siglo XVIII, en el estado de Vermont ni más ni menos, y era consumida por los granjeros de la época para hacer frente al intenso calor durante las cosechas, y también como estimulante ante el duro esfuerzo que tenían que realizar en el campo.

Este compuesto se preparaba en las casas de los agricultores e incorporaba agua, jengibre, jarabe de arce, vinagre de sidra y algo para endulzar la mezcla. No parece muy apetecible si consideramos la suma de componentes, pero los agricultores dejaban los botes de cristal en los cauces de los ríos para beber el fresco brebaje con fruición al concluir el trabajo. Como es lógico, el paso del tiempo relegó esta bebida a algo anecdótico que, sin embargo, ha logrado sobrevivir de alguna manera hasta nuestros días.

TODO COMENZÓ TRAS UNA FIESTA
Fue en el año 2007. Ely Key y Garrett Riffle se conocieron fortuitamente en una fiesta celebrada en California en las navidades de aquel año. Ambos provenían de la costa este del país y los dos trabajaban en el sector agrícola. De ese encuentro surgió una amistad y pronto la idea de negocio ¿Por qué no revivir esa curiosa bebida y comercializarla a pequeña escala?

Key y Riffle materializaron su sueño en mayo de 2012. «Comenzamos a producir nuestro propio switchel en el trastero de la abuela de Ely», explica con cierta nostalgia este último, «y lo vendimos a los agricultores de la zona ese mismo verano». Una buena idea, sin duda, acompañada de mucha suerte, porque en los comienzos, el propio Garrett reconoce que su ambición se limitaba a una comercialización local. ¿Cómo ha pasado a convertirse en un codiciado producto para los hípsters?

El cofundador de la compañía no tiene una explicación clara, pero avanza que «todo lo viejo vuelve a ser nuevo otra vez» o, lo que lo mismo, un claro brindis a lo vintage. ¿Qué es si no la cultura hípster? Una extraña combinación entre lo más antiguo (largas barbas y camisas de otra época), con lo más moderno (Ray Ban, New Balance y un iPhone en la mano).

Pero el Switchel contaba además con otro gran punto a su favor para esta cultura retromoderna: la salud. A esta bebida se le atribuyen ciertos efectos beneficiosos para el organismo, que ahora cobran una especial importancia. «El jengibre se añadió por su efecto calmante tras la larga jornada en el campo», indica este emprendedor. «El vinagre de sidra, por su efecto refrescante y el jarabe de arce, para que todo supiera bien en el paladar».

Garrett parece sorprendido del inesperado tirón en la cultura hípster de su producto, pero en realidad no debería estarlo tanto: un producto alternativo, con raíces en la cultura agrícola norteamericana y con efectos saludables son unos buenos mimbres para que los más modernos pidan un switchel en lugar de un refresco de burbujas.

Sumemos a eso el innegable aspecto vintage del producto que comercializan en su web, para comprender el pelotazo cultural de esta moda que algún día, como todo, pasará.