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¿Por qué no debemos regatear a los pequeños productores?

Por Mayra Zepeda

Al parecer, regatear es parte de la idiosincrasia mexicana.

Adquirir un producto a menor precio del ofertado da la sensación de ahorrar dinero, tener poder de convencimiento o manipulación y hasta de ayudar a quien vende a terminar su mercancía más rápido.

Sin embargo, al hacerlo se demuestra lo mucho que se desconoce sobre cómo se producen nuestros alimentos y se desvaloriza el gran trabajo del productor, quien hace posible que los ingredientes estén en nuestras manos.

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Los pequeños productores rurales son responsables del 40% de la producción de nuestros alimentos y del 80% de su diversidad biológica en nuestro país.

Ellos trabajan cada día para hacer que una de nuestras necesidades vitales se vea satisfecha, la de alimentarnos.

Sin embargo, siete de cada diez pequeños productores son pobres. Esta situación genera un alza en el abandono del campo, lo que provoca mayores asentamientos urbanos y por tanto la pérdida de espacios verdes: donde antes había una milpa o cualquier tipo de siembra ahora es un asentamiento de casas y asfalto.

Imagina que te dedicas a producir nopal orgánico, un ingrediente considerado superalimento mexicano por los nutrientes y beneficios que tiene.

Madrugas cada día durante seis meses, estás en promedio 6 horas trabajando bajo el sol preparando la tierra, sembrando, regando, podando, cuidando las plagas, quitando la mala hierba, cosechando, empacando, entre otras actividades.

Finalmente llevas tu producto al mercado, vendes 20 nopales por $15 pesos y de pronto el consumidor te dice “véndeme 20 nopales por $10 pesos y me llevo 40”.

¿Te parece justo vender en $10 pesos tu trabajo de seis meses? Ni siquiera los $15 pesos son viables, pero así es como viven cientos de productores en nuestro país y por ello dejan su actividad.

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Así, ¿quién nos alimentará entonces?

El fenómeno del abandono de la tierra nos afecta en múltiples aspectos: disminuye la opción de adquirir alimentos saludables de manera local, baja de servicios ambientales, aumento de contaminación, pérdida de paisaje y del patrimonio.

Por ejemplo, Xochimilco es la única región en México con un sistema de cultivo milenario -las chinampas– reconocido como Sistema de Patrimonio Agrícola de Importancia Global por las Naciones Unidas y que podría desaparecer si quienes cultivan en ellas no encuentran en la venta de su cosecha una manera viable y digna de vivir.

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Y en la otra esquina: lo orgánico es muy caro

Actualmente existe una buena tendencia respecto al consumo de alimentos orgánicos y/o agroecológicos, productos que han sido producidos sin pesticidas, fertilizantes o algún tipo de químico externo.

Estos productos por lo regular se encuentran en tiendas especializadas, donde sus precios llegan a ser el triple de costosos que los productos convencionales.

La venta de estos productos logra finalmente hacer rentable el negocio para los productores, sin embargo, limita su adquisición a un pequeño grupo de consumidores que puede pagarlo.

Aunque el costo de producir de manera ecológica sí es más elevado que el de hacerlo de manera convencional, es verdad que algunas empresas están abusando del auge de estos productos.

Entonces llegamos a la mala conclusión de que “lo orgánico es muy caro, mejor voy al mercado, regateo y como por menos dinero”, pero ahora sabemos que el pequeño productor y la tierra pagan por este error.

¿Qué hacemos entonces?

Tres cosas: acude a mercados alternativos, consume local y no regatees a los pequeños productores.

En la ciudad de México existen los Mercados de Productores, espacios de encuentro donde productores locales venden de manera directa a consumidores urbanos preocupados por su salud, la economía local y el medio ambiente.

Estos mercados alternativos o ecológicos ofrecen productos sustentables, libres de químicos y directos de productor a precio justo tanto para ti como para los productores, además de ofrecer talleres y pláticas donde aprendes más sobre sustentabilidad, sana alimentación y producción ecológica.

Uno de estos mercados es el Mercado de Productores-Capital Verde, un proyecto que nació de una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura con el fin de generar vinculación entre lo rural y lo urbano.

Además, revalorizar el papel de los pequeños productores en dietas saludables y variadas que nos otorgan una mejor alimentación y salud, así como la generación de conciencia respecto a las repercusiones que tienen sus decisiones de consumo, como comprar local y pagar el precio justo por nuestros alimentos.

Para más info sobre este mercadito entra a:

Facebook:  @mdpcapitalverde 

Twitter: @mdpcapitalverde

Instagram: Mercado Capital Verde

*Ana Ximena Pérez es licenciada en Desarrollo y Gestión interculturales, consultora de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y coordinadora del Mercado Productores Capital Verde.