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Entendiendo los aromas del vino: cómo reconocerlos y qué representan

Por Mariana García

Adentrarse en el mundo vinícola es descubrir miles de experiencias sensoriales maravillosas; siempre hay algo nuevo e interesante por conocer. Una de las características más importantes que hay que saber reconocer  son los aromas del vino, los cuales hablan mucho de qué tiene de especial.

En la cata se perciben otros factores como el sabor, la textura y el retrogusto; sin embargo, pasarlo por la nariz dará un primer acercamiento y permitirá formarnos una idea de cómo fue elaborado.

No es fanfarronería ni exceso de imaginación relacionar aromas del vino con frutas, cortezas, especias o incluso flores. Quizás en un primer acercamiento cueste trabajo reconocerlos pero la buena noticia es que todo se logra con práctica así que ¡salud!

Los grupos de aromas del vino

Entender un vino en su totalidad involucra hacer muchos ejercicios en los que se cree un vínculo entre la memoria y los sentidos. En una cata, uno de los pasos principales es acercarlo a la nariz e identificar algunos elementos.

Es común dejarse engañar por el penetrante aroma de alcohol pero hay mucho más debajo de él.

Cierra los ojos, deja que se oxigene un poco y da el primer sorbo. Mueve una vez más y llévalo a la nariz una vez más; notarás que después de haberlo probado, la experiencia es completamente distinta.

¿Qué fue lo que pasó? Una sinfonía de aromas en capas que se dividen en los siguientes grupos.

Primarios

Los aromas primarios del vino son aquellos que vienen directamente de la cepa, del tipo de suelo donde crece, del clima y de la zona de esta sea cultivada. Todo esto se manifiesta en la uva, sus sabores y la forma en la que evoluciona con la fermentación.

No estás loco, en cualquier vino se pueden percibir alguno de estos aromas del vino:

  • Floral: rosa, lila, jazmín, flor de azahar, violetas.
  • Mineral: brea, granito, tierra, sal.
  • Vegetal: pimientos, hierbas aromáticas
  • Frutal: fresa, frambuesa, chabacano, durazno, piña.

aromas del vino

Esta primera categoría nos ayudará a identificar otras características organolépticas del vino.

Secundarios 

Estos aromas del vino son resultado de la fermentación de alcohólica. También pueden determinarse de acuerdo a la levadura y la temperatura a la que se sometieron durante el proceso. Aquí se pueden categorizar de acuerdo a tres series.

  • Amílicos: alcohol, barniz.
  • Lácticos: yogurt, jocoque.
  • Fermentación: todo lo que tenga que ver con levadura como pueden ser migajas, pan, etc.

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Terciarios 

A este grupo de aromas también se les llama bouquet y son todas aquellas características que resultan después de la crianza del vino en barrica y durante su etapa de maduración ya que se encuentra en la botella.

Son olores fuertes debido a la evolución que tiene durante su proceso de envejecimiento conjuntando tanto aromas primarios como secundarios. Algunos ejemplos son los aromas a madera, piel, cuero, nueces o almendras.

Los vinos jóvenes no tienen aromas terciarios representativos y esto es porque pasaron por barrica. Lo que sí sucede es que el líquido evoluciona en la botella y al oxigenarse explota en la nariz.

Truco: ábrelo, deja que el aire haga de las suyas un par de minutos y después sírvelo. Emoción garantizada

Hay otros tipos de aromas que aunque no forman parte de la familia anteriormente mencionada, son igual de importantes. Incluso, hay sensaciones que indican que un vino ya no está bueno para tomarse. Entre ellos puedes distinguir:

  • Acidez alta: Olor a acetona o vinagre.
  • Corcho: Aroma a humedad y hongos.
  • Vino oxidado: El vino huele a acelga, curry y en muchas ocasiones a caldos.

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