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El ritual del ciclo agrícola y los alimentos en Ocuituco, Morelos

Por Por Ana Fonseca y Bianca Sandoval

El ciclo agrícola de la milpa se celebra y bendice en Ocuituco, Morelos, con una serie de festividades en las que la veneración a los santos patronos del municipio y la preparación de alimentos es fundamental. 

Se trata de enaltecer y poner en valor varios elementos que dan identidad a la comunidad: el maíz, el barro, la tierra y el trabajo alrededor de estos tres anteriores.

La milpa en esta región del país es de temporal y se cultiva una vez al año; entender su proceso y evolución a través de los meses es algo que los agricultores conocen como las palmas de sus manos. Esta relación con los ingredientes, desde que nacen hasta que se ponen al plato, transforman la comida en una manifestación cultural que trasciende más allá de la satisfacción de una primera necesidad.

De qué va el ritual del ciclo agrícola en Ocuituco

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El primer paso sucede antes de la siembra. Cada 3 de mayo se bendicen las semillas de maíz que se pondrán en los surcos durante ese año, también los abonos e incluso de las herramientas de labranza. La locación es específica: un paraje ejidal conocido por los lugareños como Cruz de Lima

No es una celebración cualquiera, se trata de una serie de eventos que empieza desde muy temprano con una cabalgata que va desde la parroquia hasta la capilla del mismo nombre; ahí, a mediodía, se celebra una misa que culmina con la bendición de las semillas, los aperos, los abonos, los huertos y las milpas.  

Después de la misa, todo el pueblo se reúne afuera de la iglesia para compartir los sagrados alimentos que se sirven como parte de la celebración.

Es el comisariado ejidal quien organiza la comilona y son las mujeres quienes en grandes cazuelas de barro cocinan el arroz, los frijoles, los mixiotes y el mole rojo que más tarde se distribuyen equitativamente entre los convidados, muchos de los cuales vienen desde otros pueblos cercanos.

La abundancia de alimento es una muestra de la cosecha anterior y al mismo tiempo es también la primicia de la fertilidad que se espera se genere con el nuevo ciclo agrícola que recién comienza.  

Luego del festín se da paso a la fiesta en donde el palenque, las carreras de caballos y las corridas de toros hacen las delicias tanto de propios como de invitados.

Honor a la tierra que comienza a dar frutos

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Foto: Cortesía Barro Aprobado

Un mes y medio después, a mediados de junio, se celebra la fiesta católica del Corpus Christi, la cual reúne a los pobladores en la iglesia. Ahí, los campesinos aprovechan para pedir a Dios un clima propicio para los cultivos y una cosecha copiosa.

En el festejo, después de la misa, no puede faltar la comida, cuya elaboración esta vez corre a cargo de alguna familia de Ocuituco que toma la batuta para organizarla, cocinarla y servirla. 

Arroz, frijoles y nopalitos preparados en cazuelas y ollas de barro, acompañan la deliciosa barbacoa que se sirve en platos de barro y en tortillas recién hechas, también echadas en comales del mismo material. Y para terminar de llenar la vista y el estómago, hacen su aparición el atole y los tamales que también se preparan y se sirven en alfarería tradicional.

Días después, el 24 de junio, el mero Día de San Juan, los campesinos, con sus semillas y sus aperos, se encaminan a sus tierras de labranza para comenzar a dejar la simiente de un nuevo ciclo agrícola que se espera genere grandes cosechas que les permitan seguir celebrando la vida a través de la comida, la alfarería y la oración. 

La cosecha y sus recompensas

Tamoa al rescate del maíz criollo

Foto: Cortesía Tamoa para Ethos

Los elotes están tiernitos, listos para la primera poda, aproximadamente tres meses y medio después de que se sembraron; eso si las plegarias a San Isidro Labrador, patrono de los agricultores, surtió efecto y benefició con buenas lluvias.

Éstos se ponen a cocer en agua con hierbas en ollas de barro que fabrican en el mismo estado de la república y que además son libres de barnices tóxicos o plomo.

Con esta primera camada vienen también los quelites, frijolitos, flores de calabaza y miltomates que se preparan al calor de las cazuelas y también sirven para aderezar tamales y quesadillas.

La segunda poda da maíces que se dejan secar para convertirse en nixtamal y después en tortillas. Con una buena cosecha estamos listos para cerrar el año y arrancar el ritual del ciclo agrícola en Ocuituco el siguiente 3 de mayo.