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Callo en la Bahía de Altata. Foto: Margot Castañeda

Guía para disfrutar Culiacán: aguachiles culichis, jardines y sake mexicano

Por Margot Castañeda

En Sinaloa hace calor, se come bien, se bebe cervecita y se canta (y baila) banda. Es uno de los estados con el espacio geográfico más bello: de un lado la costa, del otro la Sierra Madre Occidental. Por eso a este estado hay que conocerlo en mar y tierra. Culiacán es hogar de los aguachiles de callo y camarón más inolvidables, pero también de chilorio, machaca y taquitos de asada. Lo que es un hecho es que comer delicioso está garantizado. En esta guía te contamos qué comer en Culiacán pero también te damos un recorrido por algunos de sus rincones más bonitos y sabrosos. Con la guía de un chef, una cocinera tradicional y una curadora especializada en diseño moderno y contemporáneo, encontrarás razones de sobra para visitar esta ciudad, desde marisquerías sustentables, hasta restaurantes fine dining, uno de los mejores jardines botánicos de Norteamérica y  atardeceres de ensueño.

Qué ver y qué comer en Culiacán: 7 lugares imperdibles

Primero, el desayuno en Restaurante Panamá

Comencemos por un desayuno culichi como se debe. Una machaca de res con huevo, un burrito de asada, o un plato de chilaquiles rojos al chipotle con camarones y huevo estrellado. Estamos en uno de los más de 50 restaurantes Panamá que hay en todo Sinaloa, toda una institución de desayunos, panes y pasteles en el estado. 

Hay 16 combinaciones de desayuno, desde chicharrón en salsa ranchera, tamales de colachito (un guiso sinaloense de calabazas, cebolla y granos de elote), tacos de chilorio, pancakes y chilaquiles suizos (¡de los más pedidos!), entre muchas (en serio, ¡muchas!) opciones más. Lo mejor es el postre, ya que Panamá comenzó como una tienda de abarrotes que vendía pastelitos caseros en 1970. El oficio panadero se consolidó y hoy toda persona culichi sabe que aquí se encuentran los mejores antojos dulces. Recomendación: ¡el pan de elote con rompope! 

Ignacio Osuna y su esposa Livi Vidaurri iniciaron este negocio en Mazatlán y hoy, más de 50 años después y bajo el liderazgo del chef Luis Osuna, la cadena ha logrado desplazar a otras cadenas trasnacionales de comida en el estado. Y si te gustó mucho la salsa de los chilaquiles, puedes comprarla empacada y armarte el desayuno a la Panamá en tu casa, ¡chulada!

Hay varias sucursales. Puedes revisarlas acá.

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Qué comer en Culiacán: la frescura de Sakagura

Para variarle al aguachile y a los camarones zarandeados, Sakagura ofrece una cuidadísima y fina cocina japonesa, pero con los pescados y mariscos más frescos de Culiacán. Además de pasar una estancia deliciosa bajo los árboles de su terraza, dentro de una casona del siglo antepasado (Casa Bon), puedes tener la seguridad de que cualquier cosa que pidas será de primera, pues este lugar tiene la garantía de Grupo Kobayashi, que tiene algunos de los mejores izakayas en Ciudad de México (como Rokai).

Aunque sí hay sashimi, makis y nigiris, no esperes pura comida tradicional japonesa. En realidad, la comida de Sakagura es una mezcla de la mente creativa del chef japonés Shigetoshi Narita —el responsable del estándar tan alto de los restaurantes Kobayashi— y el chef mazalteco Daniel González —quien está trabajando en un nuevo proyecto ahí mismo, en Casa Bon, con puro producto sinaloense.

Nami, el primer sake mexicano, para brindar

En el mismo predio está el bar de Nami, el primer sake hecho en México, nacido aquí mero en Culiacán. Aprendieron a hacerlo con Yamada-San, un toji (mestro sakero) con más de 30 años de experiencia en Japón, y siguen el método tradicional: sólo 4 ingredientes (arroz, levadura, koji y agua), arroz de la máxima calidad (el que usan se llama yamadanishki), pulido fino (mientras más fino es el pulido del arroz, mejor calidad tendrá el sake), fermentación durante 30-40 días con el hongo koji (el responsable de ese saborcito umami que tiene el sake) y, lo más importante, cuidar que todas las personas que entran al cuarto durante la fermentación, estén de buen humor para que no arruinen las energías. 

Hay tres variedades: Junmai Junmai Ginjo y Junmai Daiginjo, uno más fino que el otro. Lo mejor es que su sutileza, su aroma frutal y su acidez fina, maridan perfecto con la ensalada de cilantro, la tostada de pescado y los nigiris de atún y salmón de Sakagura. Además, acá puede encontrar Haiku, la cerveza artesanal hecha con arroz de Nami.

Sakagura y en Nami Bar están dentro de Casa Bon, en calle Gral. Éngel Flores 371, Primer Cuadro, Culiacán, 80000

Una vuelta a la Bahía de Altata

Si quieres un buen consejo sobre qué comer en Culiacán, ¡sal de Culiacán! A 40 minutos de Culiacán está la bahía de Altata, un puerto pesquero de aguas someras donde se comen ostiones, almejas, camarones, jaiba, pulpo y otros frutos del mar fresquísimos y con el toque culichi: picante y con una cerveza al lado (¡eso es todo!).

Puedes llegar al Hotel Gran Altata y ahí abordar una lancha para recorrer el estero (y mientras disfrutar del sol, el calor, las tranquilas olas del Mar de Cortés y una cervecita) hasta llegar al restaurante Los Pochencos para darte un banquete de ostión japonés, camarones, almejas chocolata y otras delicias apenas salidas del mar.

Lo mejor, además de la preciosa vista (de un lado el mar y del otro, dunas de arena fina) es que aquí toda la pesca es sustentable. Los Pochencos es una empresa liderada por el biólogo Omar Gallardo quien, desde hace una década, se ha encargado de repoblar la bahía después de que la pesca desmedida acabó con las almejas y los ostiones endémicos.

Arturo Gallardo (37), pescador, nos contó que hace una década el callo de hacha y la almeja chocolata se extinguieron. “Antes sacábamos cubetas y cubetas —dijo—; ahora batallamos todo el día para sacar un puñito”. Por eso, emprendieron un programa para repoblar la bahía. Metieron nuevas almejas y ostión japonés (que no es endémico pero se ha dado bien), cuidaron los cultivos e implementaron el proceso de “desdoble” (para reproducir poco a poco) hasta que lograron volver a tener una pequeña población nueva. 

Aún no logran volver a la abundancia anterior ni al tamaño ideal: “Antes sacábamos ostiones de 18-20 cm —contó Gallardo—; ahora nos conformamos con 8 ó 9”; y por eso casi todo lo que aquí se pesca es para consumo local. No pescan más del límite necesario para permitir que la reproducción continúe; así que cualquier cosa que comas aquí, será una auténtico manjar (recomendamos: aguachile de camarón y ceviche mitotero). Esto, sumado a la calidez de la gente, los atardeceres con tonos rosas y la tranquilidad que se respira en el estero, harán que te enamores de Altata. 

67 3723 6306 y  66 7476 6392 

Instagram: lospochencos

Comida frente al mar en el restaurante Sobre las olas Loreto

Tiene un patio grande con un asador donde se zarandean los pescados y los camarones, mesas y sillas de plástico y una terraza frente al mar, para comer con vista bonita. No necesita más para ser uno de los mejores lugares para comer en la bahía (y alrededores). 

Las recetas son de doña Lupita (65), una cocinera tradicional culichi quien lleva casi toda su vida entre el mar y la cocina. El restaurante lo fundó su mamá, Loreto, en 1962 porque “vivir de la pesca no era suficiente; no les pagaban bien ni a tiempo —nos contó Lupita—. Así que sacó sus mesas a la playa y decidió cocinar y vender mojarras, pargo frito, camarones cocidos, machaca de mantarraya, filete de tiburón y caguama. Le gritaba a todo coche que pasaba: ‘¡Eh, aquí está lo sabroso, vénganse, frescos los camarones, el pescado, vénganse!”. 

Lupita empezó a cocinar con ella a los cinco años y, 60 después, sigue siendo su motor de vida. El menú ha cambiado mucho en este último medio siglo. En los 60 no existía el aguachile en Altata. Ahora, es de lo que más se consume y, como ya no se puede consumir caguama ni tiburón, doña Lupita le entró a cocinar pescado y camarones zarandeados con salsa de chile chiltepín, picosita pero adictiva. 

Que no se te olviden las cheves (pa’l calor, que se pone bueno) y dar un paseo por el malecón de Altata después de comer. Desde ahí verás uno de los atardeceres más bonitos en el Mar de Cortés.

Av. del Mar, Tetuan, Altata, , 80363. Aquí cómo llegar.

672 728 9065

Un paseo inolvidable en el Jardín Botánico de Culiacán

Además de qué comer en Culiacán, necesitas saber qué hacer en Culiacán. A 10 minutos del centro está uno de los secretos mejor guardados de México: el Jardín Botánico de Culiacán. “Lo fundó en 1986 un personaje culichi, don Carlos Murillo de Depraect, coleccionista de plantas que viajó por el mundo y logró reunir más de mil especies botánicas de todo el mundo (de las cuales más de 300 están en riesgo de extinción) —nos contó Ana Elena Mallet (51), curadora mexicana especializada en arte contemporáneo—. Tiene una de las colecciones de plantas más interesantes de toda América. En 2005 el jardín fue intervenido por la arquitecta Tatiana Bilbao, quien lo convirtió en un jardín escultórico”.

La fundación Isabel y Agustín Coppel, quienes se encargan del arte del jardín ahora, han invitado a 38 de los artistas más importantes del mundo a hacer piezas para exclusivas para este espacio. “Es un lugar relevante en cuestión botánica pero también porque la colección de plantas entra en diálogo con las piezas de arte —comenta Mallet—, pero sobre todo porque todos los artistas se acoplaron a la vida social que ya sucedía en este espacio. Antes de que llegaran las esculturas, las quinceañeras y los novios venían a tomarse las fotos de su boda aquí; por eso, los artistas crearon piezas que pudieran abonar a la interacción social”. 

Entre las obras de arte destacan la cabeza monumental de Javier Marín hecha en bronce, las 360 piedras de mármol y ónix de Gabriel Orozco y, quizá una de las piezas más interesantes: el Encounter, del artista estadounidense James Turrell. 

Encounter, de James Turrell

Encounter es un observatorio de luz, un espacio de contemplación. La estructura es una bóveda con una apertura en forma de elipse al centro, a través de la cual se puede ver el cielo al mismo tiempo que una proyección cambiante de luces artificiales modifica la percepción de los colores. Lo único que se viene a hacer aquí es observar el cielo.

Turrell tardó nueve años en hacer la arquitectura de luz y diseñar este skyspace. La obra se centra en los fenómenos lumínicos en la atmósfera que sólo pueden ser vistos desde la perspectiva aérea, como el amanecer, el atardecer o la luz cegadora del sol al mediodía.

El cambio de las luces artificiales es casi imperceptible, pero provoca que el cielo cambie de color a cada instante. A veces parece que está amaneciendo, otras veces, que es de noche. Las nubes se pueden ver amarillas, moradas, rosas… son colores que, según Turrell, “nunca hemos visto antes porque en realidad los colores no están ahí, sino que se logran gracias al efecto óptico de los contrastes lumínicos”. Te puedes quedar una hora viendo el cielo y el paso fugaz de las aves que vuelan sobre la elipse. Y, ahí, es fácil entrar a un estado meditativo delicioso.

Para disfrutar mejor esta pieza, lo mejor es visitarla al amanecer o al atardecer, cuando el cielo experimenta los cambios lumínicos más intensos. Para eso, tienes que hacer una reservación, aunque la entrada es gratuita.  

Av. de las Américas No 2131, Burócrata, 80030

01 667 715 0036

botanicoculiacan.org

Qué comer en Culiacán en la noche: la alta cocina de Cayenna

Alta cocina mexicana, con recetas culichis y técnicas vanguardistas de las grandes cocinas del mundo que el chef y propietario, Luis Osuna, ha recolectado en sus estudios y sus viajes. Es uno de los restaurantes más reconocidos en la ciudad, así que sin duda es un infaltable si buscas qué comer en Culiacán. Recomendación: el tiradito de marlin ahumado en frío, las tostadas de callo de hacha enchilado y los chicharrones de rib eye con camarones crujientes. ¡Delicia!

José Diego Valadez 89 Pte. Desarrollo, Urbano Tres Ríos, 80000 Culiacán

667 715 7673 

cayenna.com.mx 

Qué comer en Culiacán

Restaurante Cayenna, en Culiacán. Foto: Margot Castañeda

Ahora ya sabes qué comer en Culiacán pero también tienes las razones para ir y descubrir más lugares espectaculares en esta hermosa ciudad del norte de México.