Tarrare el hombre que cambió el concepto de comer. Devorar, engullir o tragar era lo único que sabía hacer. Un famoso artista callejero que se popularizó por sus insólitos hábitos alimentarios. ¡Comía piedras! Así es piedras. Tendría que estar un poco loco para poder hacerlo. Conoce la increíble historia de Tarrare, el hombre insaciable.
La perturbadora historia de este hombre inicia en Lyon, Francia en donde sus padres lo abandonaron de adolescente. La leyenda dice que de pequeño Tarrare podía comerse hasta la mitad de un buey en una sola sentada.
Tarrare para ganarse la vida se convirtió en telonero del teatro ambulante. Comía todo tipo de artefactos y productos, esto generaba un gran morbo entre los espectadores. Devoraba piedras y animales vivos, lo hacía de una forma vehemente y sumamente voraz.
Su tamaño era normal, una estatura y peso promedio. Se cree que padecía de polifagia, una intensa necesidad de querer comer, lo cual también está vinculado a un trastorno psicológico o una alteración hormonal.
El apetito insaciable de Terrare parecía no tener una explicación. Tarrare fue sujeto a una serie de pruebas e investigaciones militares con la finalidad de comprender su sistema digestivo. Se le brindaron diversos tratamientos, laudano, vinagre de vino y pastillas de tabaco, pero ninguno fue exitoso.
El suplicio de Tarrare parecía algo interminable, tras los múltiples intentos, aún estaba frenético de hambre. Consumía vísceras sobrantes de las carnicerías e inclusive basura de las alcantarillas.
Su comportamiento indicaba que padecía de algún padecimiento mental, pues su descontrolado apetito, inclusive lo llevó a cometer serios crímenes. Para su desgracia, una tuberculosis avanzada fue la prueba final, a la que no podría superar. Murió a los 27 años, con un estado físico deplorable, debido a varias infecciones.
Curiosamente nada de lo que comió fue la causa de su muerte, ni un tenedor de plata, ni piedras, ni inmundicias, ni animales enteros y tampoco carne descompuesta. Se cree que el esófago de Tarrare era la clave para esa insaciable hambre, pues era muy ancho y profundo.
Más allá de repulsión o aversión, la historia de Tarrare está llena de tristeza y lástima. Un hombre con una grave enfermedad física y mental, de la que nunca pudo escapar.