

Seguramente las has visto en pastas, sobre un corte de carne o en el súper perfumando un aceite de oliva, y cuando preguntas el costo, podrías pagar un súper completo con lo que te salen. Hoy te voy a hablar sobre la famosa trufa negra, precios, qué otros tipos existen y algunas curiosidades de este manjar que crece en las sombras y bajo tierra.

Si pudiéramos decirlo de alguna manera, diríamos que es un manjar silvestre con una historia fascinante (como su sabor), que no crece a la vista, no brilla y, sin embargo, puede costar más que el oro.
Las trufas son hongos subterráneos del género Tuber, que viven aferradas a las raíces de ciertos árboles, como el encino, el roble o el avellano. Crecen escondiditas a la vista, aunque no así del olfato. Su gran truco radica precisamente en eso: en su aroma intenso, terroso, con notas a ajo, almizcle o incluso queso curado. Ese perfume no es casual, ya que lo emite para atraer a los animales que le ayudan a esparcir sus esporas. Es decir, ese aroma característico le ayuda a la supervivencia de su especie.
Aunque hay cientos de tipos en el mundo, más de 70 conocidos en Europa, solo unas cuantas llegan a las mesas. De entre todas ellas se destacan tres:

Bien dicen que “de lo bueno poco” y de las trufas, poquísimo. Su precio se debe a varias razones.

Aunque México no es productor tradicional de trufas europeas, nuestros bosques y suelos montañosos tienen potencial. Existen estudios que apuntan a posibles desarrollos trufícolas en regiones templadas del país. Pero mientras eso ocurre, hay chefs que ya han sabido incorporar trufa importada en tacos, cremas, mole blanco, incluso en esquites gourmet y hasta en platillos inspirados en las regiones de los bosques donde se concentran los químicos del sabor.
La trufa no necesita mucho. De hecho, mientras menos la cocines, mejor, pues tiene esa capacidad de transformar un plato común en una experiencia completa.
¿Caerías en la tentación trufada?
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