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Todos los días son sagrados en Hacienda La Lomita

Por Animal Gourmet

Las Fiestas de la Vendimia en el Valle de Guadalupe son eso, una fiesta que no termina, una oportunidad donde las vinícolas –más que presentar sus propuestas- se festejan, casi siempre maridados de fantásticas cocinas, para celebrar el vino mexicano. Este es el segundo año que estamos con los amigos de Hacienda La Lomita y, además de seducirnos con un cariño franco, nos vuelven a sorprender.

La vinícola es joven y el propietario y el enólogo también lo son. Se nota en el entusiasmo y rápido crecimiento del proyecto, de sus vinos y de la propuesta que ofrecen. Aplaudimos la pasión de la dupla de Fernando Pérez Castro y Reynaldo Rodríguez. Contagian emoción por su trabajo. Los vinos de Hacienda La Lomita son vinos mexicanos “bien”: bien cultivados, bien diseñados y bien pensados dentro de un proyecto bien hecho.

Los vinos de Hacienda La Lomita son vinos mexicanos “bien”: bien cultivados y bien diseñados

Mikel Alonso, Gerard Bellver y Jair Téllez fueron lso encargados de diseñar el menú del Día Sagarado de Hacienda La Lomita. // Foto: Animal Gourmet.

Mikel Alonso, Gerard Bellver y Jair Téllez fueron lso encargados de diseñar el menú del Día Sagarado de Hacienda La Lomita. // Foto: Torres PhotoWorks.

El 9 y 10 de agosto en un Valle de Guadalupe particularmente fresco se celebró el Día Sagrado de Hacienda La Lomita. Inició con un encuentro entre las viñas probando “Discreto Encanto”, el más joven de los hijos de la vinícola. Caminamos bajo un sol amable al mismo tiempo que Reynaldo Rodríguez, el enólogo, explicaba el proceso que lleva “Singular”, un vino que sería actor principal de la jornada. Recorrimos el viñedo y caminamos la vinícola edificada estratégicamente en el punto desde donde todo se puede ver, con un atardecer muy lindo lleno de sonrisas de los amigos.

Hacia el anochecer, nos sentamos en una larga mesa continua, de esas que invitan, para encontrarnos un menú que sólo Jair Téllez, Gerard Bellver y Mikel Alonso pudieron diseñar para La Lomita. Son cocineros que se llevan bien, y es un menú que se lleva bien con cada uno de los vinos con los que se marida.

“Espacio en Blanco”, un Sauvignon Blanc ideal para el anochecer y para tomarlo con la sangrita marina de betabel encurtido creación de Laja; el rosado “Cursi”, hoy mi favorito de la familia,  “Sacro” 2011 y “Singular” 2011, probablemente la estrella de la noche, una mezcla de Cabernet Sauvignon y Tempranillo. Al final para acompañar el postre de Biko, una maravillosa horchata de semilla con frutas y frutos: una copita, o varias más bien, del mezcal del enólogo.

Una mesa larga en el jardín fue el lugar ideal para maridar los grandes platillos con los exquisitos caldos. // Foto: Animal Gourmet.

Una mesa larga en el jardín fue el lugar ideal para maridar los grandes platillos con los exquisitos caldos. // Foto: Torres PhotoWorks.

La sorpresa de la noche fue la Ópera Ambulante del Centro Cultural Tijuana, interpretando Carmen, La Traviatta, y otras clásicas. Fue emocionante, el vino no faltaba y “Singular” seguía brillando como protagonista.

Y no estábamos en uno cuando ya nos contaban del siguiente proyecto. Finca La Carrodilla –el primer viñedo que trabaja en su certificación orgánica con viticultura por medio de biodinámica- cuentan Fernando y Reynaldo: “una forma de agricultura que conjuga elementos naturales, cósmicos y energéticos”. Conversando con el enólogo sobre este nuevo proyecto de la dupla es evidente la energía que le han metido. La inauguración sucedió un par de días después, esta vez acompañados de la cocina de Javier Plascencia del restaurante Misión 19, de Tijuana, maridando con las tres etiquetas de la nueva vinícola Finca La Carrodilla: Tempranillo, Shiraz y Cabernet Sauvignon.

Cada vinícola imagina y crea sueños distintos y muchos de ellos son ya enormes propuestas llenas de valor. Hacienda La Lomita, Fernando Pérez Castro y Reynaldo Rodríguez son además de exitosos, tenaces y bien hechos, amigos. Estamos a dos mil kilómetros del Valle de Guadalupe y ya no nos parece tan lejos pues siempre nos han hecho sentir en casa.