Oliete, en la provincia de Teruel, se niega a perder para siempre su olivar. ¿Cómo conseguirlo, si cada vez son menos los que se dedican a la agricultura? Un grupo de jóvenes emprendedores relacionados con las nuevas tecnologías han ideado una solución: apadrinar un olivo.
«Pensé en esta idea para salvar al olivar centenario de Teruel y generar con esta iniciativa desarrollo rural sostenible para generar empleo y evitar la desaparición de estos pequeños núcleos rurales con escasas vías de futuro. De hecho, para 2025 hay previsto que desaparezcan 15 pueblos en Teruel», explica Alberto Alfonso, event manager del Mobile World Centre de Barcelona, cuyos orígenes y familia están también en Oliete.
De esta manera y con la ayuda de sus tres socios Adrián Martín, Pablo García-Nieto (ambos estudiantes de Ingeniería Informática en Madrid y Valencia, respectivamente) y José Alfredo Martín, auditor y consultor, han creado el proyecto Apadrinaunolivo.org
Se conocieron en la Europe Campus Party de Londres del año pasado y cuando Alberto Alfonso les explicó su idea se pusieron manos a la obra.
«Buscamos soluciones desde las nuevas tecnologías (TIC, internet, móvil) para ayudar a la agricultura familiar y conseguir recuperar el olivar centenario yermo de nuestro país», explica Alberto Alfonso. Además de la recuperación de estos cultivos, se pretende contribuir a reducir la huella del carbono, ya que los árboles captan CO2, y atraer turismo a la zona organizando visitas de los padrinos a Oliete y talleres de educación medioambiental.
Apadrinaunolivo está también presente en Facebook y Twitter.
Por menos de 50€ al año, se puede apadrinar un árbol con el que se mantendrá «conexión emocional», en palabras de Alfonso, mediante la app ‘Mi olivo’, disponible en Android. Desde ahí, cada padrino podrá seguir el proceso de cuidado y mantenimiento de su árbol, y como recompensa, una vez recolectada la oliva, se le enviarán 2 litros de aceite producidos por su ahijado.
Con el dinero de los apadrinamientos, se pagan los trabajos de mantenimiento del olivar, cuyos terrenos han sido cedidos por sus propietarios para su explotación durante 10 años a la Asociación para la recuperación de olivos yermos que estos cuatro emprendedores han creado sin ánimo de lucro.
La respuesta está siendo muy positiva. «Tenemos el apoyo de la ciudadanía y también de instituciones públicas y empresas que en su Responsabilidad Social Corporativa nos ayudan a recuperar el olivar centenario», comenta satisfecho Alberto Alfonso.
Tanto es así que ya les han pedido extenderlo a Mallorca (Deià), Galicia e incluso la Toscana italiana. De hecho, desde que el proyecto se puso en marcha el pasado mes de mayo ya cuenta con 300 padrinos, 600 árboles recuperados y la creación de 5 puestos de trabajo.