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¿Realmente se puede bajar el colesterol sin medicamentos solo cambiando nuestros alimentos?

Por Mariana Toledano


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Durante los muchos años que he estado haciendo documentales científicos he cubierto una amplia gama de temas, pero hay uno en particular que me interesa por razones personales: el colesterol.

Mi árbol genealógico está plagado de enfermedades del corazón y sé que, de no controlarlo, mi colesterol tiene una tendencia al alza.

Y no soy el único al que le han recomendado el uso de estatinas para lograr estabilizarlo.

Sin embargo, las estatinas tienen efectos secundarios y muchas personas son reacias a pasarse la vida tomándolas.

Así que para la serie actual de “Trust me, I’m a doctor” quisimos probar si cambiar la dieta podía bajar el colesterol con la misma eficacia que tomar las pastillas.

Le pedimos al doctor Scott Harding de King’s College London que nos ayudara a crear e implementar un pequeño estudio de 42 voluntarios, todos los cuales tenían preocupaciones acerca de su colesterol y querían probar opciones antes de la medicación.

Empezamos tomando muestras de sangre para mirar sus niveles de colesterol total.

Tres grupos

El colesterol es algo complicado. La mayor parte se produce en el hígado y luego es enviado a las células que lo necesitan, atado a una lipoproteína llamada LDL (lipoproteína de baja densidad).

La LDL generalmente es conocida como “colesterol malo” porque sus niveles elevados se asocian con un mayor riesgo de enfermedades del corazón.

La HDL (lipoproteína de alta densidad) es conocida como “colesterol bueno”porque es la que saca el colesterol de las arterias hacia el hígado.

Actualmente, se recomienda que el nivel de LDL no supere los 3 mmol/l (milimoles por litro) y la HDL se mantenga sobre 1 mmol/l.

Una vez tomadas las muestras de sangre, Scott divide a nuestros voluntarios al azar, en tres grupos.

Cada grupo modificará su dieta de una manera especial.

El primer grupo se someterá a una dieta tradicional de bajo colesterol.

Se les pide que cambien los alimentos con grasas animales -leche entera, queso, mantequilla- por alimentos basados en vegetales, con bajo nivel de grasas.

Además se les pide que no coman huevo, tocino, salchichas y que eviten el cuero de pollo.

Al segundo grupo no se le pide renunciar a ningún alimento, pero se le agrega a la dieta 75 gramos de avena al día, equivalente a tres porciones.

La avena está llena de fibra y la fibra, ya sea proveniente de granos, legumbres o verduras, tiende a bajar el colesterol al pegarse a la grasa y al colesterol en el intestino, evitando que sea absorbido.

El tercer grupo también siguió comiendo normal, pero agregaron a su dieta 60 gramos de almendras (dos puñados) al día.

Cuatro semanas

Recientemente, frutos secos como almendras, nueces y avellanas se han vuelto enormemente populares gracias a estudios que sugieren que tienen poderes para reducir el colesterol.

Este tipo de frutos secos son ricos en fibras y esterol vegetal que puede retrasar la absorción de grasas y colesterol.

Con sus hojas de dieta en la mano, nuestros felices voluntarios fueron enviados a probar sus nuevos tratamientos durante cuatro semanas.

En lugar de hacer solo una dieta, yo quería ver si combinando elementos de las tres dietas lograría un efecto mayor. Así que reduje un poco la panceta y las salchichas y añadí a mi dieta almendras y avena.

Este enfoque se basa en algo llamado la dieta del Portfolio, desarrollada por David AJ Jenkins en Toronto.

La idea es combinar muchos enfoques orientados a reducir el colesterol al mismo tiempo.

La dieta completa incluye no sólo frutos secos y avena, sino también esteroles vegetales y soja.

Los esteroles vegetales se encuentran en la fruta, las verduras y los frutos secos, pero en pequeñas cantidades. También los llevan los yogures y las margarinas reforzadas.

Los productos de soja como la leche o la proteína son conocidos como una alternativa saludable a los lácteos, pero hace unos años la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria negó los supuestos beneficios de la soja con el argumento de que la mayor parte de los estudios científicos no muestan que tenga ningún efecto.

Parece que la soja funciona inhibiendo la síntesis del colesterol en el hígado. Se recomiendan cantidades de entre 15 y 25 gramos para conseguir el máximo efecto.

Resultados

¿Funciona la dieta del Portfolio? Un estudio publicado en 2011 concluyó que los voluntarios que probaron la dieta durante seis meses experimentaron una reducción de alrededor del 13% en el colesterol LDL.

Los mejores resultados los obtuvieron los que siguieron mejor la dieta.

Entonces, ¿cómo evolucionaron nuestros voluntarios?

Los resultados no fueron los esperados. La primera sorpresa nos la dieron los que comieron almendras.

“La mitad del grupo tuvo una respuesta positiva”, me dijo Scott. “Y un individuo experimentó una reducción de un 18% en su colesterol total. Por otro lado, algunos tuvieron una respuesta adversa. Su nivel de colesterol aumentó, de hecho, en algunos casos de forma significativa”.

Los niveles aumentados de colesterol en algunos de los que comieron almendras equilibraron la caída en otros. De media, no hubo cambios.

Los que comieron crema de avena y el grupo alimentado con una dieta baja en grasas animales dieron bastantes buenos resultados, con una caída media en colesterol LDL de un 10% y un 13%, respectivamente.

La mayor sorpresa, sin embargo, fui yo. Mi colesterol LDL cayó un impresionante 42%. Es lo mismo que experimentan la mayor parte de personas tratadas con estatinas.

¿Por qué a mi me fue tan bien? Es difícil de saber. Podría ser que mi enfoque combinado funcionase mejor que hacer cosas de forma aislada, o podría ser que mi cuerpo responda mucho más a la combinación de avenas, almendras y ausencia de panceta que en la mayoría de la gente.

Así que la respuesta es sí, puedes reducir tu colesterol de forma significativa con pequeños cambios en la dieta, pero para obtener un efecto similar al de las estatinas, probablemente tengas que combinar una variedad de enfoques.

El mejor consejo sería que te hagas un análisis de sangre antes y después de cualquier cambio en la dieta para entender qué funciona mejor para ti.

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