Hablemos de frutas y verduras. La palabra “heirloom”, de origen anglosajón, es la que denomina a las variedades antiguas de vegetales y frutos que fueron cuidadas por familias, generación tras generación a lo largo de la historia, y que actualmente tienen tantas formas y tamaños como el número de personas que las han protegido y cultivado.
La vida moderna nos ha enseñado que en los supermercados hay pocas variedades de ciertas frutas y vegetales. En muchas ocasiones, la diversidad ha desaparecido debido a que la agricultura moderna favorece la producción de aquellos ingredientes que se acomodan mejor a las necesidades industriales y mercantiles.
El caso del jitomate no es la excepción. Este fruto suculento, jugoso, dulce y a su vez ácido, lo podemos comer crudo, cocido o seco y solo hace falta experimentar con él para darse cuenta que es un ingrediente que brinda infinitas posibilidades.
A pesar de que su origen se identifica en el continente americano, ya es una estrella de la gastronomía mundial. Los hay grandes, chicos y medianos; de colores diversos como verdes, morados, amarillos, algunos casi negros y, en cuanto a sabor, algunos son más dulces, otros más ácidos, pero sobre todo, fantásticos a la hora de comerlos.
Hay cinco jitomates del tipo ‘heirloom’ que no te puedes perder:
A veces es muy complicado conseguir estas variedades ‘heirloom’ en los supermercados comunes. En la ciudad de México los puedes encontrar sin problemas en mercados orgánicos como “El 100”, que abre todos los domingos en la plaza “El Lanzador” en la colonia Roma, o en algunas de las sucursales de la tienda Green Corner. Sin embargo, la mejor opción es cultivarlos en casa.
La próxima vez que se te antoje comer un jitomate, te recomendamos buscar estas exquisitas variedades. Mientras, te dejamos una receta.
Ingredientes (para cuatro porciones)
Preparación
Corta el pan en cuadros. Calienta en un sartén 3 cucharadas soperas de aceite de oliva y fríe los panecitos por todos los lados. Colócalos en un plato para utilizarlos después. También puedes meterlos a tostar al hornito eléctrico si no quieres usar aceite.
Calienta una parrilla de carbón o una eléctrica.
Lava todos los jitomates. Los tipo cebra córtalos en cubos. Los jitomates cherokee córtalos en rebanadas gruesas o gajos grandes. Los cereza déjalos en un plato aparte enteros.
Pela los ajos y córtalos en rebanadas delgadas. Toma 2 rebanadas de ajo y mételas en cada trozo de jitomate cherokee.
Coloca en una charola para hornear los trozos grandes de jitomate cherookee con la cara cortada hacia arriba y coloca la charola sobre la parrilla para asarlos durante 3 ó 4 minutos; voltéalos a fin de asarlos durante otros 3 minutos por el otro lado.
Mientras, lava la arúgula y sacúdela para secar. Retira los tallos y parte las hojas a tu gusto; reparte éstas en 4 platos.
Marina el jitomate cebra picado en un poco de salsa inglesa con salsa de soya.
Para la vinagreta, coloca en un tazón el vinagre balsámico, el jugo de limón, sal y pimienta y 2 cucharadas soperas de aceite y bate vigorosamente la mezcla.
Colocaa los jitomates cherokee asados sobre la arúgula, luego los jitomates cebra marinados y vierte la vinagrta encima de cada plato de ensalada. Esparce los panecitos, la panela picada, las aceitunas y los jitomates cereza para adornar cada plato.