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Lubina rallada con escamas crujientes. Uno de los platos fuertes de Passion by Martín Berasategui. // Foto: Cortesía.

Consiente a tus cinco sentidos en Passion by Martín Berasategui

Por Animal Gourmet

El reconocido chef vasco Martín Berasategui es la mente detrás del restaurante Passion, en el Hotel Paradisus by Meliá, Playa del Carmen. Este es el tercer proyecto en México emprendido por él, quien la semana pasada fue premiado con 10 estrellas Michelin. Passion es un lugar sobrio, de servicio impecable y con un menú fuera de lo ordinario. Hay opciones en la carta pero si no sabes qué ordenar, te recomendamos el menú degustación.

Este tipo de restaurantes están diseñados para que haya pocas experiencias como esa y que te sientas como rey. Cada centavo que gastes lo vas a notar en la perfección de los montajes, la combinación de sabores, la calidez de los meseros. Todo está pensado para hacerte sentir único y pasar un gran rato consintiendo a tu paladar.

La cocina de Berasategui se distingue por ser de mucha calidad, con muy buenos ingredientes y haciendo referencia a las técnicas francesas pero con toques muy vanguardistas de la Nueva Cocina Vasca. Este restaurante es un modelo muy similar a los que tiene en San Sebastián y Barcelona.

¡Bienvenido a Passion by Martín Berasategui!

Desde la entrada, que tiene una barra de mixología, te das cuenta de que vas a vivir algo muy especial. Aunque de primera impresión parece un restaurante como cualquier otro, notarás la diferencia en los platos, el orden y la actitud de todo el personal de servicio.

La degustación consta de 5 a 7 tiempos, además de traer como cortesía algunas sorpresas. Comenzamos con un plato de aperitivos conformado por cuatro miniaturas y un extra. En un plato hay cuatro degustaciones: omelette con jamón ibérico,  mil hojas con foie gras, steak tartar y sandía macerada en sangrita. El bonus extra es un shot de gazpacho con camarón que sirven aparte pero te recomiendan probar antes de la sandía para resaltar los sabores.

El equipo de servicio estará para guiarte durante toda tu experiencia. La cava de vinos es suficiente para darle un toque diferente a cada plato; tienen etiquetas de todos los tipos. Algo que te va a hacer darte cuenta de lo consentido que estás es que tienes un plato de cuatro mantequillas preparadas en casa sólo para ti. También hay un pan diferente para cada plato que se elabora en casa.

El menú

De los entrantes, tienes que probar el tartar de pescado. Lo primero que vas a notar es un esmero exacerbado por un montaje lleno de detalles. Es una verdadera obra de arte comestible. Además tiene el gran plus de tener una mezcla de texturas: crujiente de maíz, aire de encurtidos y gelée de pepino.

También comimos algo que podrías fácilmente asociar con una ensalada caprese deconstruida. Un jitomatito cherry con queso en polvo y un aderezo delicioso. Lo sigue una sopa de hongos que viene con yema de huevo a baja temperatura; reventarla y mezclarla con el caldo es presagio de algo rico y muy bien balanceado en sabores.

La ventaja de un menú degustación es que el restaurante combina los platos para que pruebes de todo y te lleves un mejor sabor de boca. En los fuertes, la propuesta es completa en todos los sentidos. La lubina rallada con escamas crujientes y carpaccio de pulpo no tiene desperdicio. Para los carnívoros, el Flat Iron de res te va a encantar. Viene con coles de bruselas y utilizan las pequeñas hojas par poner diferentes salsas que van con la carne.

Antes del postre, aparecerá en tu mesa una pequeña esfera para limpiarte el paladar. Después de esto y listos para el gran final, lo vas a ver llegar a lo lejos. De postre, la roca de chocolate es imprescindible. Es una mousse tan ligera que se deshace tan pronto entra a tu boca. Viene con helado de manzana y aceite de oliva. No es demasiado dulce entonces no te preocupes si te empalagas rápido. Es el final perfecto de un menú pensado para valorar los sabores y las técnicas.