El huevo es un ingrediente básico en cualquier cocina. Pero ¿qué pasa cuando las gallinas que empollan para obtenerlos no están criadas en condiciones óptimas? Murlota diseñó un modelo en el que pone al alcance el huevo orgánico haciendo un efecto positivo en la sociedad.
Clara y yema, ambas son una fuente inagotable de nutrientes. La primera se compone en el 80% de proteínas -también llamadas albúminas- y la segunda, además de aminoácidos tiene grasas, vitaminas y minerales.
Consumirlo en debidas proporciones (tres veces por semana como plato principal de alguna comida) es una gran idea. ¿Qué tal unos huevitos rancheros llenos de nutrientes y verdaderos beneficios?
Murlota nació como una granja enfocada en gallinas y ahora la apuesta es crear huevo de calidad que favorezca al consumo humano.
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Consumir huevo es una de las fuentes más accesibles y fáciles para obtener proteínas y grasas que favorezcan al cuerpo. Sin embargo, la mala crianza de gallinas puede mermar muchos de los beneficios que aporta comerlo.
Este ingrediente es de lo más versátil; se utiliza en muchas de las salsas madre francesas, la base de las técnicas culinarias clásicas.
El huevo es un producto tan importante que cuenta la leyenda que son el motivo por el cual el gorro de chef tiene pliegues. Deben ser cien y representan la cantidad de formas en las que se puede aprovechar.
En la industria masificada de huevo, a la mayoría de las gallinas se les tiene en condiciones poco favorecedoras; el espacio es reducido y se utiliza luz artificial para simular el periodo de empollado y acelerar la producción.
Esto hace que, entre más huevos ponga una gallina, menos nutrientes tendrá cada ejemplar.
Una forma sencilla de eliminar los químicos y hormonas añadidas de tus alimentos es consumir huevos cuya producción sea cuidada y sustentable. Así nació el proyecto de Murlota.
¡Al rescate del huevo de verdad y de las productoras!
Todo inició con mil gallinas. Ahora es un modelo de negocio que produce alimentos orgánicos y dignifica el trabajo en el campo.
Un intercambio estudiantil a Chiapas abrió la perspectiva de Itzel Suárez. Se dio cuenta que gran parte del trabajo de las granjas era realizado y tenía éxito gracias al papel de las mujeres.
Desde su origen, Granjas Murlota se encargó de brindar asesoría integral para que muchas mujeres se hicieran cargo de todo el proceso; desde la producción y crianza de gallinas hasta la comercialización de huevos.
Todo lo cuidan ellas con el fin de proveer de proteínas a las familias de los trabajadores del campo y mejorar su nivel de vida. Ahora que han crecido, quieren proveer huevo orgánico de calidad a miles más.
Así, en 2012, a través de un microcrédito, Itzel y quince criadoras más adquirieron mil gallinas recién nacidas para producir huevos orgánicos.
Durante ese mismo año, ella decidió hacer un doctorado en España basado en economía social, solidaria, sostenible y sustentable con base en la tecnología.
El proyecto que pensó durante ese periodo era muy similar a lo que hoy es la granja de huevo y gallinas orgánicas; la meta era que tuviera un modelo económico establecido y escalable. Con los pilares de los estudios se implementó el prototipo económico para Grupo Murlota.
Parte del modelo también es vender paquetes que ofrezcan insumos, equipos, infraestructura y capacitación. De esta forma, será un negocio que favorezca a más comunidades.
Empoderando mujeres y dignificando la producción de huevo orgánico
Para Itzel, una de las ventajas más palpables es que están comprometidos con favorecer la calidad de vida de las mujeres con las que trabajan. Además, les brindan acompañamiento para que gestionen mejor los recursos y su margen de ganancia sea mayor.
Ayudamos a una mujer de edad avanzada que tenía una producción muy pequeña de huevos a que pagara la universidad a sus hijos. Su sueño era tener más gallinas y que sus hijos tuvieran buenos estudios.
Este es un caso de impacto a la comunidad y forma parte de los resultados que también cuentan.
Itzel Suárez
Pero no todo es miel sobre hojuelas. Murlota ha enfrentado conflictos económicos y engaños por parte de asociados cuya intención no iba con los ejes del proyecto.
Con todo el esfuerzo del mundo y después de varios desengaños, se apoyó a las familias y mantuvo el compromiso. La empresa asumió los costos del robo y quedaron prácticamente en quiebra. Sin embargo, en 2018 tuvieron un cambio de rumbo.
La industria de huevo como transformadora social
Con el fin de obtener inversión fija, Itzel Suárez participó en un proyecto de emprendedores y llamó la atención de dos inversionistas. Al finalizar la edición del programa estaban muy cerca de formalizar la inversión y regresar al buen camino.
“Desde noviembre del año pasado me invitaron a formar un nuevo emprendimiento. Es un gran reto para mí, pero me da gusto porque es la forma de implementar el Modelo Murlota a nivel nacional. Lo implementaremos en los 32 estados, en los sectores tanto agrícola como pecuario”.
Itzel Suárez
Itzel también formó el Sindicato Autónomo Nacional de la Producción Primaria y Actividades Relacionadas al Campo. Con este organismo, los campesinos tienen los mismos derechos de vivienda y seguridad social que cualquier trabajador de otra industria.
Además, se va a formar una red de Modelos Murlota con proyectos de producción de pescado, res y granos. La intención es reducir intermediarios, hacer un comercio justo y contar con canales dignos de comercialización.
Se está trabajando con la Secretaría de Relaciones Exteriores en un proyecto transnacional y montar granjas para migrantes.
En este lugar se darán capacitaciones y posteriormente el gobierno apoyará montando Granjas Murlota para que al volver a México haya trabajo digno y productivo.
Murlota
Mira aquí su página web.
Facebook: Grupo Murlota
Parte de este texto forma parte de la publicación ¿Cómo transformar los sistemas alimentarios? 23 casos de inspiración y propuestas para mejorar lo que comemos. Esta es una publicación de Ethos Laboratorio de Políticas Públicas y Proyecto La Guajolota, disponible en ethos.org.mx
