Ese espacio debajo de la estufa que suele ser un almacén de ollas y sartenes tiene una función más importante que esa: cocinar cosas deliciosas en casa. Desempólvalo y aprende a usar el horno con estos consejos.
Hay distintas marcas de estufas y por lo mismo no todos son iguales; sin embargo, los principios para aprender a usarlo son muy básicos y aunque con sus modificaciones particulares, todos siguen los mismos patrones.
Lo básico: ¿Cómo funciona? Aprende a usar el horno
Lo primero que te recomendamos es que reacomodes tu cocina de manera que ya no guardes nada ahí para que cuando lo quieras utilizar no te dé pereza sacarlo todo y después volver a acomodar.
Localiza su perilla en el mismo espacio que la de los quemadores para encenderlo. Estará marcada por grados centígrados, fahrenheit y hasta por números. Aprende a convertir estos datos ya que es fundamental para aprender a usar el horno.
Si en lugar de temperaturas hay números te recomendamos ver el instructivo; ¿ya lo tiraste desde hace años? No te preocupes porque la mayoría ya están en línea, podrás descifrarlo con algunos clicks. Si no, por favor compra un termómetro.
Ahora localiza el piloto, generalmente es un pequeño orificio en base del horno, centrado y hasta adelante; también hay algunos que tienen un apéndice, es decir, un pequeño pedacito de metal que sobresale para identificarlo mejor.
Para encenderlo de forma segura y sencilla te recomendamos utilizar un encendedor con punta alargada para que no quiebres la cabeza haciendo rollitos de papel. Al mismo tiempo que prendes la llama tienes que girar la perilla del gas.
Se escuchará cómo prende y verás iluminada la parte inferior. Listo, el horno comenzará a calentarse desde la base hacia arriba.
Si es eléctrico, te ahorrarás todo el espectáculo del piloto y el gas; en su lugar, el calor saldrá de unas resistencias de metal que se pueden encontrar tanto abajo como arriba, identifícalas para no tocarlas y prevenir quemaduras.
Encendedor de punta larga, básico para prender y usar el horno de la estufa.
Consejos para principiantes
En las recetas se recomienda siempre precalentar el horno, esto con la intención de que la cocción sea pareja y de que los tiempos establecidos sean válidos. Esto tarda entre 10 y 15 minutos.
Cuando la preparación lleva levadura o polvo para hornear, precalentar es fundamental para que esponje; si te gana la impaciencia, tu pan o pastel quedarán como ladrillos.
Procura mantener la rejilla interior a la mitad para que la cocción sea uniforme. Si está demasiado abajo puede que tu comida se queme y si está demasiado arriba tal vez no se alcance a cocer correctamente.
Otro consejo es no saturar el horno; aunque sí puedes meter en la misma tanda varios recipientes, trata de que los sabores no sean contrastantes, por ejemplo, dulce con salado.
No lo llenes, los moldes no se debes pegar entre sí y tampoco tocar las paredes; hacer esto causa que el aire caliente no circule de forma correcta y mientras unas preparaciones se doran otras quedarán crudas. Cuando es un solo recipiente, colócalo en el centro.
Si el horno tiene la puerta de vidrio mucho mejor, ya que no será necesario abrir la puerta para checar la cocción. De preferencia no la abras.
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Cuando horneas un pastel y se escapa el calor podría hundirse del centro, así que no abras la puerta por lo menos en los primeros cuarenta y cinco minutos. Si la intención es ver si la preparación está lista, recuerda hacerlo rápido y pinchar exactamente en centro con un palillo; si sale limpio es momento de sacarlo.
Una vez lista la comida no la dejes en el horno a menos de que la receta lo indique; sácala y colócala sobre una rejilla, esto para que el aire circule. Si la dejas en una superficie plana podría empezar a sudar y pegarse en el fondo al momento de desmoldar.
También considera que si es una preparación que crece, como los panes, debes dejar espacio entre uno y otro para que no se peguen.
Cuando quieras gratinar algo, será mejor que la mitad del tiempo que esté en el horno esté cubierta con papel aluminio y la otra mitad lo destapes para que el calor haga lo suyo.
Por último, sigue siempre las recomendaciones de tiempo y temperatura. Están en las recetas por algo, cree en ellas y tómalas en serio.
Lo que necesitas
Para empezar a usar el horno necesitarás algunas herramientas básicas. Los moldes y sartenes resistentes a altas temperaturas son los primeros en la lista.
Los de aluminio son más recomendados porque resisten bien el calor, previenen que se pegue y duran mucho tiempo aunque tienen un precio más elevado.
Si vas comenzando puedes usar los antiadherentes que tienen una buena relación precio-calidad, también los de silicón e incluso lo de papel aluminio. Estos últimos tienen un precio bajo y debes considerar que en su mayoría son de un solo uso.
También hay de vidrio, solo asegúrate que sea suficientemente grueso para aguantar las temperaturas altas y considera que no tienen una gran conducción de calor. Por otro lado, los de acero podrían parecer una gran opción siempre y cuando los cuides correctamente de la oxidación.
Para que no haya falla, no olvides contar con recipientes medidores en tazas, cucharadas y para líquidos.
Una báscula no te vendría nada mal, el peso en la preparación de postres en básico y mucho más ahora que estás a punto de aprender a usar el horno.
No te olvides de palas, miserables, espátulas y algo muy importante, un globo para batir y en el mejor de los casos una batidora.
Un buen guante para maniobrar con las cosas calientes es imprescindible. También invierte en un termómetro para saber la temperatura y en rejillas para hacer galletas u hornear masas.
